Volver

Pitillera

Pitillera

Número de inventario: 8235. Salamanca.

Metal, seda, plata y terciopelo. 13,5 x 8,5 x 2 cm.

Antes que las pitilleras de este tipo, se usaron la bolsa de piel, la tabaquera y la petaca. En la primera y segunda se guardaba el tabaco picado y el fumador liaba los cigarrillos según los iba consumiendo. Cuando empezaron a venderse cigarrillos y puros ya liados, se tuvo la necesidad de guardarlos en algún sitio seguro para impedir que se rompieran. Así, surgieron primero las petacas y luego las pitilleras. Las primeras servían tanto para guardar cigarrillos, como el tabaco picado y se realizaban en diferentes materiales. Los más acomodados las llevaban de materiales nobles, como oro, plata, concha o nácar, mientras que los más humildes las usaban de piel, madera o tela.

La necesidad de la pitillera surge cuando se legaliza la venta de tabaco ya liado, por lo que su uso no es tan popular como el de la tabaquera o el de la petaca. El hombre del pueblo seguía liándose sus propios cigarrillos.

La pitillera 8235 tiene decoración floral por uno de los lados y animal por el otro. En este segundo, se representa a un pelícano repartiendo comida a sus polluelos. A lo largo de la historia el pelícano, pariente pobre del cisne, ha sido emblema eucarístico, emblema de la caridad o emblema de Cristo abandonado. Una leyenda muy antigua cuenta que los polluelos del pelícano nacían tan débiles, que parecían sin vida; o bien que al regresar el ave al nido los encontraba mal heridos por una serpiente; otras veces los pequeños recibían indignamente a su padre y le picoteaban, éste enojado los mataba. Por unas causas o por otras el pelícano al ver a sus criaturas moribundas, se inclinaba ante ellos se desgarraba el pecho y con su propia sangre los rociaba y les devolvía la vida (L. Charbonneau-Lassay, 1997: 558). Aunque pudiera parecer que esta ocasión la escena representada alude a esta última representación quizá haya que buscar otra interpretación distinta: esta imagen fue utilizada también por los masones (N. Guglielmi, 1971: nota 37, en p. 87).

VSC

Subir