Número de inventario: 4678. Hermandad de Campoo de Suso (Cantabria).
Madera, hierro. Recipiente: 70,2 x 16,1; batidor: 101,7 x 10,1 cm.
Uno de los productos más importantes derivados de la ganadería, tanto desde el punto de vista de su consumo como por los ingresos generados de su comercialización, va a ser sin duda la leche, y por consiguiente, los productos derivados de ella: queso, cuajada, manteca, requesón.
La leche de vaca se utilizaba fundamentalmente para le elaboración de mantecas, siguiendo para ello procesos de fabricación caseros, que requerían el empleo de recipientes específicos denominados “mazaderas” o “mantequeras”. En ellas se conseguía separar la manteca sólida de la leche líquida mediante continuos movimientos de vaivén (mazado).
La técnica o mecanismo no era complicado. Una vez que la leche adquiría el grado de fermentación y acidez deseada, se introducía en la “mazadera” donde se batía (mazaba) hasta que en la superficie aparecía una capa de granitos de pequeño tamaño, es decir, la manteca. Ésta se recogía y se extraía pudiéndosele añadir sal posteriormente o bien almíbar durante el mazado, obteniéndose en este caso la conocida mantequilla o manteca azucarada, tal y como solían preparar en el valle de Tera, en Soria (V. Alvarado y Albo, 1928, 157).
Entre los diferentes tipos de mantequeras, usados en nuestra geografía, encontramos, por un lado, los odres o pellejos de cabrito, en los que se batía horizontalmente de izquierda a derecha, cogiendo el odre con ambas manos; y, por otro lado, los recipientes realizados en barro o madera. Éstos podían tener la boca abierta o bien estar provistos de una tapadera con orificio central, por donde se introducía un palo (batidor) con rueda en su extremo inferior; en este tipo de recipientes el mazado se realizaba en vertical, es decir, se movía el palo de arriba abajo.
En años posteriores se emplearon para el mazado de la manteca, algunos instrumentos algo más modernos y evolucionados, fabricados en madera o metal, algunos de los cuales se accionaban mediante manivela (J. L. Alonso Ponga y A. Diéguez Ayerbe, 1984: 105-106).
Por otro lado, también encontramos fuera de nuestras fronteras, concretamente en el Norte de África, el uso de calabazas para batir y hacer la manteca, además del ya comentado odre o piel de cabra así como otros recipientes cilíndricos de barro cocido, en donde los movimientos de vaivén se realizaban en horizontal, apoyando el recipiente sobre un cojín. Junto con ellos también se podían emplear los recipientes de cerámica provistos de un palo para el mazado en vertical (J. Vignet-Zunz, 1993: 139-141).
CHD