Número de inventario: 9856.
Cobre, hierro, plata. 9,5 x 4,3 x 0,6 cm.
Los dragones que sirven de remate a los mangos, parecen dragones chinos, más que serpientes, y si es así su origen estaría en un mundo burgués y urbano, que encaja con la factura de la pieza. Enlazaría con ese gusto por lo oriental que es visible a partir de los intercambios comerciales debido al imperialismo inglés y que encaja tanto con modas burgueses que recuperan vajillas y otros elementos asociados a reuniones sociales. La relación con el mundo chino viene por el tipo de dragón que, en esta ocasión, se asemeja más a una serpiente que a lo que la tradición occidental considera un dragón (un ser más emparentado con la imagen de los dinosaurios).
No obstante, esa cabeza con un penacho tiene paralelos en representaciones de la Bestia apocalíptica con siete cabezas que aparece en la miniatura mozárabe y que, a su vez, imita modelos orientales, aunque sean de un Oriente más cercano.
Lo dicho no quita para que la presencia de dragones, menos serpentiformes, se documente ampliamente en la Península sin ningún tipo de relación con el ámbito mencionado –ver las alusiones en la cuerna 7692–.
JLMC