Número de inventario: 12092. Valdenebro (Soria).
Asta. Long. 26; diám. máx. 8 cm.
En el siglo XIV se inició en España el empleo de la pólvora, aunque no se extendió su uso para las armas de fuego hasta el siglo XVI, revolucionando la guerra y cambiando por completo las técnicas venatorias, como ha señalado J. Evaristo Casariego (1982: 147). Se conservan polvorines muy antiguos, pero por lo general pertenecen al siglo XVIII, XIX y primera mitad del siglo XX. Servían para guardar la pólvora o la mostacilla, el plomo o el perdigón. Eran muy útiles, pues una de las propiedades del cuerno es ser un buen aislante de humedades (C. García Medina, 1987: 29).
Con ellos se cargaba la escopeta y se cebaba el arma, esto es, se vertía en la cazoleta de la misma pólvora más fina para comunicar el fuego a la carga. Estos cuernos de pólvora son de forma muy sencilla y no modifican el aspecto de la cornamenta del animal con que se elaboran. Son cuernos de un solo corte, que se cierra mediante una rodaja de madera o corcho embutido y, a veces, se asegura con finos clavillos, como explica E. Pérez Herrero (1980: 71). Solían elaborarse con una cuerna de ganado vacuno, aunque en ocasiones se utilizaban astas de cabra montés o ciervo. Algunos ejemplares presentan un mecanismo dosificador para evitar que el cazador calcule la dosis de pólvora con la palma de la mano (R. Ocete Rubio, 1998: 317).
Aunque los pastores no solían llevar escopeta, y menos en la época en que era necesario cargarla con pólvora, realizaron cuernas para la pólvora, bien para ellos mismos bien por encargo de personas allegadas. Por su carácter suntuario y de artículo de regalo representan unas de las obras de arte pastoril más bellamente decoradas (A. Leonardo Platón, 2003: 166). Algunos de estos recipientes para pólvora, como el presente, llevan inscripciones en las que figura el nombre del artesano que los hizo, con la fecha de realización. Es frecuente que aparezca también el nombre del dueño de la polvorera, como señala R. Marco Rodríguez (1980: 217). Su desaparición total llegó con la invención del cartucho, que lleva incorporada la medida de pólvora exacta en su interior, haciendo inútil el llevar la pólvora suelta para cebar y cargar el arma a cada tiro (E. Pérez Herrero, 1980: 70-71).
ABCR