Número de inventario: 8779. Segovia.
Madera, asta. Long. 17; diám. máx. 7,5 cm.
Las sirenas son un tema recurrente en todo el arte pastoril, pudiendo aparecer con diversos atributos. E. Pérez Herrero (1980: 131-143), al estudiar las de la colección del Museo de Ávila, menciona que llevan banderas como elemento específico, mientras que en otras piezas de esta Exposición o existentes en el MT.CIPE se las puede ver con ramos o con espejos y peines. Esto último –que no es algo moderno– enlaza con otros seres acuáticos de la mitología popular del norte de la Península (como xanas, anjanas, donas de aigua, Mari...) que se peinan a las orillas de las aguas o en las cuevas, atrayendo con su belleza a los caminantes que pasan por esos parajes. Frente a lo tópico, la sirena del bastón salmantino aparece con un símbolo algo extraño: una serpiente que la rodea creando un anillo en torno a su cuerpo y cuya cabeza aparece tras su espalda, y que se podría poner en relación con imágenes de la serpiente uroboros, que simboliza el tiempo cíclico.
Creemos que es fundamental, al hablar de las sirenas, reflejar que han existido toda una serie de datos e informaciones que sistemáticamente las han colocado en un universo real. En el capítulo 4 del libro de E. Brasey (2001: 59-76) se recogen muchísimos datos en este sentido que abarcan desde la antigüedad clásica hasta bien entrado el siglo XIX, entre ellos el encuentro de Cristóbal Colón con tres sirenas, en 1493. Son reiteradas las noticias de la aparición de un ejemplar vivo que puede ser presentado solemnemente en ámbitos académicos o pasar a formar parte de una colección privada, como la que fue contemplada viva, en los Países Bajos, por Carlos I y Felipe II. A estas informaciones se podrían sumar las que recogió J. Caro Baroja (1974 a) en autores españoles de época moderna. No es, por tanto, sólo una creencia popular, como la que se vemos a través de estas piezas o la que se documenta en la tradición rural, donde la figura de la sirena aparece en algún que otro romance (es famoso el del Conde Olinos, donde se nos muestra con alguna de sus características típicas, como es el canto ejecutado de forma que causa admiración) o en la ya citada mitología del norte hispano.
La historia antigua y medieval de las sirenas ha sido trazada por J. Leclerq-Marx (1997) y de ella queremos destacar que ya aparecen sirenas con cola de pez en época griega a pesar de que su expansión se produce a partir de la Edad Media. Algunos de los caracteres antiguos se transmiten a la cultura de los siglos XIX y XX, mientras que otros desaparecen. Así, su capacidad para el canto y el carácter seductor perviven, mientras que se olvida el lado funerario, por ejemplo.
Hay que señalar, además, la presencia en estas piezas de otros animales perfectamente normales, que en el caso del bastón son: un elefante, una liebre, ovejas, un ¿cerdo?, un cocodrilo una cabra y un ¿perro?, junto a un rejoneador con un toro y un pescador. Igual ocurre con la cuerna nº 8779, en la que se han grabado dos perros, un cangrejo, un pájaro, un pollo y un pez.
La cuerna está datada en 1899 y la “pinto” Luis Fernández.
Publicada en: VV. AA. (2003 a: 161, sólo la fotografía).
JLMC