Número de inventario: 14369. Santa Cruz de la Palma (Tenerife).
Zinc. 47,5 x 14 cm.
Las nasas son instrumentos de pesca que por su especial estructura actúan a modo de trampa, de manera que el pescado entra fácilmente, pero le es prácticamente imposible salir. Los materiales empleados para fabricarlas son muy variados y también sus formas, dependiendo de la especie a capturar.
Esta nasa, denominada “tambor”, es específica del archipiélago canario y sirve para pescar morenas. Llama la atención en esta pieza el material empleado, el zinc, y su forma cilíndrica. La morena accede por una de las bocas laterales atraída por el cebo; dentro, el enrejado de varillas permite entrar al animal, pero una vez que las varillas toman su posición inicial es imposible la salida. Posee una puerta en la parte superior para sacar la captura (J. Pascual Fernández, 1991: 260). Desde las últimas décadas del siglo XX los tambores para morenas son siempre metálicos, de latón, zinc, etc., pero no siempre fue así, ya que tradicionalmente se construían de junco. Benigno Rodríguez Santamaría (1923: 651), en su Diccionario de Artes de Pesca, hablando de las nasas canarias, cita el tambor de junco fino para coger morenas, coincidiendo su forma y dimensiones con los metálicos de hoy en día, y también cita otro tambor para morenas de forma ovalada pero con una estructura prácticamente igual.
Sea cual sea el material empleado, resulta destacable la especialización de la técnica, pues es una nasa sólo para pescar una especie animal. Las morenas pertenecen a la familia de los Murénidos, orden Anguiliformes. Su piel carece de escamas y su cuerpo es liso y alargado. Es característica su boca con sus dientes largos y afilados. Su mordedura puede ser peligrosa, de ahí que resulte tan práctica la puerta del tambor para coger la morena una vez capturada. Los tambores se colocan en zonas rocosas, lugares donde tienen sus guaridas estos animales. Son de costumbres nocturnas, por lo que los tambores se dejan al atardecer y se recogen al día siguiente.
Pieza donada por Ernesto González Pérez.
CLV