Volver

Morral

Morral

Número de inventario: 2638. La Cereda (Madrid).

Piel de cabra, cuero, hueso. 32 x 30 cm.

La vida diaria de pastores y ganaderos llevaba aparejado el andar por los campos a la intemperie. Para protegerse del frío se van a ataviar con una serie de prendas realizadas en piel por ellos mismos. Existen numerosos testimonios gráficos y escritos que muestran a los viejos pastores cubiertos de pieles. Aún entre 1960-1970 se podía observar, en el ámbito ibérico, pastores tapados materialmente por las pieles, confundiéndose a menudo con el ganado que apacentaban, pues dejaban el pelo hacia fuera. La indumentaria más frecuente contaba con gorro, “zamarra” de piel de cabra, “calzones” realizados en piel de oveja, calcetas de lana y abarcas de piel de buey que serán sustituidas por otras realizadas con suela de neumático. Además, el zurrón o morral va a ser un complemento indispensable en el atuendo pastoril donde portaban el “avío” para varios días: navaja, piedra de pedernal para encender fuego, algo de comida, correas y, en ocasiones, alguna imagen de San Antonio o del Cristo local y “piedras de tormenta” o “piedras del rayo”, como prevención de las tormentas y protección del ganado (S. Pallaruelo, 1988: 165-167, A. Leonardo Platón, 2003: 163 y 166 y C. García Medina, 1987: 15).

Alcanzaron un enorme grado de autosuficiencia, pues eran modistos de su atuendo y artífices de sus enseres, que ejecutaban ellos mismos. Se comprende que el curtido, cortado y cosido de las pieles eran trabajos sobradamente conocidos y practicados por todos los pastores. Para realizar los bolsos o mochilas se acostumbraba a usar piel vista de oveja o de cabra. La mochila se cerraba atando dos tiras de piel o anudando una tira en un botón de hueso o madera que, en ocasiones, se decoraba primorosamente. Curtían la piel raspando para quitar la grasa y posteriormente la enrollaban varios días con sal. Si podían emplear alumbre en lugar de sal, el resultado era mucho más satisfactorio, como señala S. Pallaruelo (1988: 165-167).

La pieza ha sido donada por María de la Concepción Alfaya y López.

ABCR

Subir