Número de inventario: 66284.
Papel. 30 x 20,3 cm.
En esta escena se representa a María como Divina Pastora; ésta es una representación barroca que aparece como una réplica mística del Buen Pastor (San Juan 10, 1-17), es decir, Cristo. La Virgen María va vestida de pastora de esa época, con sombrero de grandes alas, corpiño de piel de oveja, ancha falda y cayado, sobre su regazo está el Niño vestido también con piel de oveja, acariciando a uno de estos animales que les rodean.
En esta estampa y en la 66285 aparece representado el arcángel San Miguel luchando contra el demonio. En la estampa 66284 aparece como un lobo persiguiendo a una oveja; mientras que en la 66285 está lanzando un rayo contra una especie de serpiente-dragón rodeada de llamas. Según S. Stratton (1988: 37), esta escena se puede relacionar con los escritos de Epifanius del siglo XVI que hacen referencia al triunfo de la Iglesia sobre Satán. En algunas escenas el rayo podrá salir directamente del corazón de la Divina Pastora matando al lobo (L. Monreal y Tejada, 2000: 157)
A algunas santas se las representará también como pastoras, es el caso de Santa Margarita de Antioquia o Santa Genoveva. A Cristo también se le podrá representar como el Buen Pastor, tal y como reflejan Juan 10, 1-6 y Lucas 15, 3-7, en la Parábola de la oveja perdida. Será una imagen utilizada desde el románico, tomando como fuente formal temas paganos, que sólo entenderán los iniciados. Como el Hermes Crióforo con un cordero sobre sus hombros o el Moscóforo, que porta un carnero.
El cordero era el animal destinado a ser sacrificado en los antiguos ritos religiosos del Próximo Oriente (recordemos el sacrifico del cordero por Abraham) eco del cambio histórico de los sacrificios humanos por los de animales (J. Hall, 2003: 169) por lo tanto, los primeros cristianos lo adoptarán como el símbolo de Cristo en su misión de sacrificio. Con este mismo significado aparecerá, a veces, en la Natividad de Cristo con las patas atadas simbolizando el sacrificio.
CNZ