Tras presentar la iniciativa del Sello de Patrimonio Europeo al Consejo de Ministros de la Unión Europea en mayo de 2006, el Gobierno francés convocó en julio una reunión de trabajo, a la que asistieron representantes de veinte Estados Miembros, además de expertos de la Comisión Europea. El objetivo era definir las reglas de procedimiento y los criterios de selección para la obtención de la categoría que se pretendía crear.
Así pues, se acordaron los principales criterios de selección, insistiendo especialmente en la complementariedad de esta nueva iniciativa europea con las acciones de la UNESCO y del Consejo de Europa, y se presentó un borrador de formulario de inscripción para sitios candidatos.
Esta reunión de París permitió a los Estados Miembros entablar por primera vez relaciones multilaterales con el novedoso objetivo de crear identidad europea a través del patrimonio histórico y cultural.