Por Patrimonio Cultural Subacuático se entiende todos los rastros de existencia humana que tengan un carácter cultural, histórico o arqueológico, que hayan estado bajo el agua, parcial o totalmente, de forma periódica o continua, por lo menos durante 100 años [artículo 1 de la Convención de 2001, apartado a) del párrafo 1].
El Patrimonio Cultural Subacuático dispone de una gran riqueza cultural, ya que los secretos que guardan los océanos son incalculables. En los fondos subacuáticos reposan multitud de huellas de asentamientos humanos, ruinas, pecios de navíos y cavernas a consecuencia de hundimientos, del aumento del nivel del mar o del hundimiento de tierras, inundaciones o terremotos, lo que convierte a este patrimonio en testigo fundamental de lo que constituimos como pueblo.
La conservación del Patrimonio Cultural Subacuático sorprende, en muchos casos, por su estado de conservación, mejor incluso que el de muchos de los sitios arqueológicos de tierra firme. La erosión producida por el paso de los años o la fuerza de las aguas no son los principales obstáculos en la protección del Patrimonio Cultural Subacuático. El pillaje o expolio llevado a cabo por compañías privadas de cazadores de tesoros, propiciado por la creciente accesibilidad al dominio subacuático, constituye la amenaza sustancial que pone en peligro este legado cultural de la humanidad.
Aunque los medios empleados en la arqueología subacuática son semejantes a los realizados en tierra, la peculiaridad la encontramos en su adaptación a una humedad constante. El objetivo principal consiste en fortalecer la conservación de este patrimonio, así como en reforzar el interés y el apego cultural de la sociedad hacia los yacimientos subacuáticos.
Aunque los medios empleados en la arqueología subacuática son semejantes a los realizados en tierra, la peculiaridad la encontramos en su adaptación a una humedad constante. El objetivo principal consiste en fortalecer la conservación de este patrimonio, así como en reforzar el interés y el apego cultural de la sociedad hacia los yacimientos subacuáticos. La investigación en arqueología subacuática pretende descubrir restos históricos, que se hallen sumergidos en el mar, para dar así respuesta al origen y desarrollo de las distintas civilizaciones.
La organización investigadora en España se reparte entre diferentes universidades y museos. Sin embargo, el personal especializado en investigación no es muy numeroso debido a que no cuentan con los medios que se requieren. Aunque existe un alto nivel de formación técnica, los conocimientos científicos y proyectos de investigación son insuficientes, a pesar del abundante patrimonio cultural subacuático existente en España. La investigación es la primera fase en el proceso arqueológico. El proceso inicial consiste en analizar las fuentes escritas, orales y cartográficas para representar geográficamente el patrimonio subacuático y situar su significado histórico.
La Convención de la UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de 2001 tiene como principio básico la conservación in situ. Esta preservación trata de evitar cualquier error que se produzca en el desplazamiento de objetos subacuáticos a tierra firme. Existen dos principales alternativas o estrategias aplicables en la conservación del patrimonio subacuático: la conservación in situ y la extracción de objetos. La elección de una u otra en la intervención arqueológica dependerá de las características del yacimiento.
La conservación in situ permite que los objetos no modifiquen las condiciones en las que se han encontrado a lo largo de los años. Esta opción es la elegida si lo que se pretende es no alterar el yacimiento. Para ello, existen técnicas como el re-enterramiento y la cubrición con estructuras metálicas, donde es imprescindible evitar la corrosión de la estructura de protección.
Los objetos subacuáticos tienden a adaptarse al agua guardando un equilibrio con el medio debido a la baja tasa de deterioro. En ocasiones, es precisa la extracción de objetos para su mejor conservación. Esto provoca una ruptura en el equilibrio con el medio y un proceso de desintegración, poniendo en peligro la conservación del objeto. Por todo ello, los tratamientos de conservación han de ser realizados por especialistas en conservación de materiales subacuáticos.
El deterioro del patrimonio subacuático tiene su principal protagonista en los pillajes y robos de gran envergadura, más que en el propio desgaste derivado de la permanencia de objetos durante un largo periodo de tiempo en el mar. Los pecios y restos culturales que han sido objeto de robos no se depositan en las colecciones públicas de los museos, impidiendo así uno de los principios básicos de la Convención de la UNESCO de 2001, que consiste en impedir la explotación comercial del patrimonio cultural subacuático con fines de lucro o especulativos.
AGENDA
-Exposición:
“Buenas Prácticas de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Subacuático”