Miguel de Cervantes vive en una etapa de apogeo de la literatura española. El llamado Siglo de Oro de las Letras Hispánicas se puede decir que abarca, cronológicamente, casi dos siglos de duración. Desde Garcilaso de la Vega hasta Calderón de la Barca, la producción literaria hispánica vive un auge extraordinario tanto en el género narrativo como en el lírico y el teatral. Cervantes se sitúa en un punto de inflexión entre la tradición renacentista y los inicios del Barroco. De la huella de las églogas, la novela pastoril y las novelas de caballería se pasa al tono más moralizante, satírico y pesimista de la producción barroca, representada durante el primer tercio del siglo XVII por un triunvirato de escritores excepcionales: Lope de Vega, Luis de Góngora y Francisco de Quevedo.
Es inevitable comparar la presencia de Cervantes en España con la de William Shakespeare en Inglaterra. El autor de obras tan insignes y representadas como Hamlet, El rey Lear, Macbeth, Othelo o Romeo y Julieta fue contemporáneo de Cervantes (fallecieron el mismo año) y, asimismo, es considerado como el más loado representante de la literatura inglesa.