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Presentación de la Estadística de Bibliotecas Públicas Españolas. Año 2005

Portada de la Estadística de Bibliotecas Públicas Españolas. Año 2005

Uno de los servicios culturales con más raigambre entre nuestros conciudadanos lo conforman las bibliotecas públicas. Insertas en los espacios urbanos más señeros de nuestras poblaciones, desde hace más de ciento cincuenta años vienen a ser servicios, en primer lugar, gratuitos y, en segundo lugar y más importante, son ámbitos que acogen los “saberes” más representativos de nuestro acervo cultural.

En cualquier biblioteca, hasta la más humilde, se acunan las pulsiones más nobles de los hombres que se ofrecen generosamente bajo los diversos formatos que adopta el saber en su transmisión. “Saber es poder”, se dice como refrán iterado, de ahí que si se desea formar una población partícipe y responsable de este poder sabio y democrático, ésta debe adquirir e intensificar su saber. Sólo una democracia de los ciudadanos es posible si asume responsable y sabiamente el poder. Y de momento, uno de los lugares más acogedores de los saberes son las bibliotecas. “Más libros, más libres”, es otra cantinela sobre la que conviene reflexionar.

Con la llegada del régimen democrático a nuestro país un empeño de los diversos gobiernos ha sido crear y dotar de una red bibliotecaria tupida nuestra geografía ibérica. Y en esta tarea han contribuido las diversas administraciones, sin olvidar iniciativas privadas. Con el tejido de la citada red nos jugamos, pues, nuestra libertad y, cómo no, el progreso. La presenta publicación, Las Bibliotecas Públicas Españolas: Anuario Estadístico: año 2005, lograda mediante el esmerado esfuerzo de profesionales competentes en la materia, es un esfuerzo periódico y cadencialmente reiterado a través del cual se pretende dar cuenta de la situación bibliotecaria española y valorar el nivel de desarrollo alcanzado por las bibliotecas públicas españolas al poner en relación sus diferentes magnitudes entre sí y con los datos de población a la que atienden.

Ciertamente, y de modo general, no abundan los análisis estadísticos culturales en nuestro país; de ahí que esta carencia de información empírica e interpretativa supone un necesario esfuerzo, una atalaya u observatorio que además de aportar datos cuantitativos, aporta un valor iluminativo sobre la realidad bibliotecaria. Una vez expuestos los datos, les corresponde a las autoridades responsables en las respectivas competencias y ámbitos de actuación tomarlos en cuenta, bien para reforzar actuaciones exitosas bien para corregir déficits. Así, de modo comparado y grosso modo, si contrastamos los datos de nuestro país con las referencias geográficas óptimas centronoreuropeas, aún se necesita reforzar el empeño en pro de las bibliotecas públicas. A pesar de reconocer el citado esfuerzo, todavía gran parte de nuestros compatriotas no son usuarios de este servicio gratuito, si bien la demanda puede provocar la oferta.

En el vaivén que generan los éxitos y los fracasos hay una dinámica que no se debe detener; de ahí que los datos que aquí se ofrecen necesariamente complacen en algunos casos, más en otros arrostran y reflejan necesidades superables.

El Ministerio de Cultura, a través de la Subdirección General de Coordinación Bibliotecaria desde esta perspectiva, considera esta monografía como propedéutica e iluminativa a la vez que, en el ejercicio de las funciones que tiene encomendadas, reitera y agradece la colaboración de todas las administraciones y entidades a la hora de acopiar información. Esta dinámica de colaboración sin duda redundará en beneficios mutuos, toda vez que los datos en su mayor parte pertenecen a contextos próximos, por lo tanto se transforman en indicadores de referencia apropiados.

Para la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas es satisfactorio brindar a los profesionales, a los políticos y, sobre todo, al público general una información que evaluamos fiable y sólida, que ofrece una radiografía de una realidad cultural imprescindible: las bibliotecas públicas españolas.

Rogelio Blanco MartínezSalto de líneaDirector General del Libro, Archivos y Bibliotecas

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