Escritora, periodista de prensa escrita y radio, ateneísta, conferenciante, sindicalista, política y defensora de los derechos de la mujer. Fue una de las primeras mujeres telegrafistas del país.
Consuelo Álvarez Pool nació en Barcelona, en una familia numerosa de nueve hijos. Su padre, maestro y funcionario de la Administración General, fue Gabriel Álvarez Muñiz y su madre, Sarah Pool, de ascendencia inglesa. Los primeros años de su vida fueron itinerantes por toda la geografía del país. Durante su infancia y adolescencia estuvo muy unida a su padre, que le inculcó la importancia de la educación y, como pedagogo participó en su formación activamente. Su madre le enseñó inglés y estudió, además, francés e italiano; a los sesenta años, incluso, su pasión por los clásicos rusos le llevó a estudiar este idioma para poder hacer su lectura sin el intermedio de traducciones. También estudió solfeo y piano y representó algunas obras de teatro en su juventud. Su padre falleció en 1883, cuando ella tenía dieciséis años, dejando a la familia en una situación precaria.
Tras estudiar en la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, dirigida por Fernando de Castro , solicitó examinarse de Auxiliar Temporera de Telégrafos en la primera convocatoria que aceptaba a mujeres. Aprobó el 15 de abril de 1885, con diecisiete años, aunque no llegó a ejercer hasta 1908, después de volver a presentarse a una nueva convocatoria. Fue entonces cuando conoció y trabó amistad con Clara Campoamor , que además era su vecina.
Las necesidades económicas de la familia llevaron a la madre de Consuelo Álvarez Pool a concertar el matrimonio de su hija con Bernardo Azcárate Arístegui, delineante y mecánico de la fábrica de armas de Trubia, Asturias. Fue en esta localidad donde conoció la vida industrial y la situación social de los obreros asturianos.
Fruto de este matrimonio fueron Laureano, Esther, Gloria (que murió a la edad de cinco años) y un cuarto hijo, que falleció al nacer. Tras diez años de matrimonio decidió separarse y se mudó a Oviedo con sus dos hijos. Allí, entre 1902 y 1903, comenzó su carrera periodística en El Progreso de Asturias, periódico para el que también escribió poemas y cuentos. Posteriormente trabajó en El País (ya bajo el seudónimo Violeta), en La Conciencia Libre y en la revista Vida Socialista.
En 1907 fue admitida en la Asociación de la Prensa de Madrid , y fue una de las primeras mujeres que formaron parte de una redacción. Compaginó su carrera periodística con su puesto de telegrafista hasta su jubilación a los 65 años y llegó a ser jefa de prensa del gabinete del Director General de Comunicaciones, José Francos Rodríguez (1915-1918), redactora de la revista El Telegrafista Español, impulsora de la creación de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Telecomunicación y la primera mujer sindicalista que formaba parte de la Junta Consultica de Telégrafos (1931).
Como escritora, su obra ha sido asimilada a la Generación femenina del 98.[1] Fue autora de poesías, (publicadas en El Progreso de Asturias, en El País y en Vida Socialista , cuentos (algunos de ellos publicados en una monografía, en 1900, y otros, en El País, entre 1904 y 1916, y en Vida socialista, entre 1910 y 1914), crónicas de viajes, artículos de crítica literaria y una novela autógrafa e inédita, La Casona del Pinar.
Mantuvo una estrecha relación con otras escritoras de la época, como Emilia Pardo Bazán , Sofía Casanova , María de Maeztu y Carmen de Burgos . También participó en el Ateneo de Madrid como conferenciante (1907-1936), y en tertulias y debates literarios y reseñó las conferencias allí pronunciadas en sus crónicas de El País En El Ateneo (1907-1914).
Entre sus muchas inquietudes e intereses, mostró una especial atención a la defensa de la infancia y, en concreto, a la educación pública y laica para niñas y niños. Asimismo, se preocupó por el papel de las madres en la educación de los hijos y escribió a diario sobre este tema en la sección de El País de 1906 titulada Carnet femenino. Observaciones a las madres.
Feminista militante, fue pionera en la defensa de los derechos de la mujer en la prensa, además de impartir conferencias a propósito de la emancipación de la mujer y defender el derecho al voto femenino y al divorcio en sus artículos y en su intensa actividad política.
En 1906 participó en la creación de la Federación Anticlerical Española y fue la presidenta de la campaña de nueve mítines organizados por las Mujeres Liberales en Madrid.
En 1907 pronunció diferentes mítines en León, Madrid, Zaragoza, Salamanca, Peñaranda de Bracamonte, Córdoba y Granada en defensa de los derechos de la mujer y del modelo republicano y en apoyo a Francisco Ferrer Guardia, creador de la Escuela Moderna de Barcelona Ese mismo año hizo campaña electoral en Madrid a favor de los republicanos durante la campaña electoral de las elecciones generales.
En 1909 fundó la asociación de mujeres liberales Damas Rojas de Madrid, que tuvo un corto recorrido; en 1916, la Fraternidad Cívica; y, en 1917, la Asociación de Amigos de los Ciegos. Participó además en numerosas asociaciones e instituciones de carácter social y político, como el Comité Femenino de Higiene Popular, el Centro de Hijos de Madrid , la Asociación para el Progreso de las Ciencias , la Unión Mundial de la Mujer y la Asociación de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo. Por otra parte, se inició en la masonería en 1910, en la logia de Adopción Ibérica nº 67.
Finalmente, establecida la Segunda República, el 21 de junio de 1931 se presentó como diputada por Madrid por el partido Republicano Democrático Federal, aunque su candidatura no prosperó.
Durante la guerra, participó en el Comité de Auxilio Femenino del Ministerio de Defensa . Al finalizar la contienda, fue juzgada por el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo y condenada a doce años de prisión, pero, debido a su avanzada edad y a su delicado estado de salud, permaneció en régimen de libertad provisional. Falleció en Madrid el 19 de enero de 1959.