Me parece que fue al anochecer del 18 cuando avistamos a Zaragoza. Entrando por la puerta de Sancho, oímos que daba las diez el reloj de la Torre Nueva. Nuestro estado era excesivamente lastimoso en lo tocante a vestido y alimento, porque las largas jornadas que habíamos hecho desde Lerma por Salas de los Infantes, Cervera, Agreda, Tarazona y Borja, escalando montes, vadeando ríos, franqueando atajos y vericuetos hasta llegar al camino real de Gallur y Alagón, nos dejaron molidos, extenuados y enfermos de fatiga. Con todo, la alegría de vernos libres endulzaba todas nuestras penas [...]
Sexta entrega de los Episodios Nacionales, escrita entre marzo y abril de 1874.
Gabriel, que se ha escapado de la cuerda de presos que le conducía hacia Francia, llega a Zaragoza con don Roque, otro de los fugitivos. La ciudad ya ha superado el primer cerco y se prepara para resistir el segundo. Allí se alojan en la casa de don José de Montoria, un generoso amigo de su compañero, que les acoge y ayuda. Es el presidente de la Junta de Abastos de la ciudad.
El abastecimiento de la ciudad deviene en una cuestión crucial, dado que el cerco provoca la falta de alimentos y es necesario coordinar su reparto y vigilar contra los acaparadores. Entre éstos está Jerónimo de Candiola, originario de Mallorca, avaro capaz de dejar sin auxilio a dos heridos que se acercaron a su casa y que intenta hacer negocio vendiendo la mercancía a precios exorbitados. Contra él se tendrá que enfrentar José de Montoria.
Gabriel será testigo del enfrentamiento entre los dos, pero también de la historia de amor que surge entre los hijos de ambos y que tendrá un desenlace trágico: el seminarista Agustín Montoria, hijo de don José, mantiene un amor secreto con Mariquilla, hija de Candiola, que se hará cada vez más difícil hasta llegar el momento en que Candiola sea condenado a morir fusilado por traición y sea precisamente Agustín designado jefe del pelotón de fusilamiento.
Araceli se incorpora a uno de los batallones que guarnecen el cinturón defensivo de la ciudad con un entusiasmo que le permitirá alcanzar el grado de sargento. Narrará los combates encarnizados, los bombardeos y los sufrimientos de la capital aragonesa, castigada también por el hambre y la epidemia. La traición de Candiola, que informa a los franceses de un paso no minado hacia San Francisco llevará finalmente a la capitulación de la ciudad.