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El mecenazgo de una aristócrata: Las dos Mencías de Mendoza.

Ticket febrero. Mencía de Mendoza, Cenete. Pulse para ampliar

Mencía de Mendoza, II marquesa de Cenete

Mencía de Mendoza, II marquesa de Cenete Nueva ventana, hija de Rodrigo de Mendoza, primer marqués de Cenete, y María de Fonseca, ha pasado a la historia por su exquisito perfil cultural. Criada entre las fortalezas de Jadraque Nueva ventana, de Ayora Nueva ventana y el castillo de la Calahorra Nueva ventana, su padre cuidó su formación intelectual cuyos frutos se reflejaron tanto en la biblioteca que atesoró, como en las iniciativas culturales que llevó a cabo.

Tras convertirse en la heredera del título y mayorazgo legado por su padre, Mencía se convirtió en una de las mujeres más ricas de Castilla y por extensión en uno de los partidos matrimoniales más interesantes para las distintas casas nobiliarias. Pretendida por la familia Mendoza, a la que pertenecía como bisnieta del marqués de Santillana, y la familia de los duques de Alba, su enlace fue decidido en última instancia por el emperador Carlos V. El elegido no fue otro que Enrique de Nassau Nueva ventana, cortesano favorecido y chambelán del emperador. Este matrimonio conectó a Mencía de Mendoza con el ambiente cultural de los Países Bajos; allí trabó relación con el humanista Juan Luis Vives Nueva ventana, y también le permitió el conocimiento directo de algunos pintores flamencos cuya obra alentó y protegió.

Tras enviudar, fue nuevamente Carlos V quien concertó su segundo matrimonio. Su enlace con Fernando de Aragón, duque de Calabria y virrey de Valencia Nueva ventana, la convirtió en virreina de Valencia cuyo ambiente cultural fue sin duda un acicate para Mencía de Mendoza que dejó tras de sí algunas actuaciones notables.

En efecto, el perfil de mecenas e intelectual de Mencía de Mendoza se tradujo en acciones diversas. Mencía de Mendoza fue propietaria de una extensa biblioteca, con más de 900 ejemplares, cuya composición se debía, asimismo, a la labor previa de su padre y la de su abuelo, el cardenal Mendoza. También fue notable su colección pictórica, donde los autores flamencos tuvieron una presencia importante. Pero además, no podemos olvidar otras iniciativas de mecenazgo cultural como, por ejemplo, su proyecto para la Universidad de Valencia. Mencía siempre quiso patrocinar un colegio trilingüe, a imitación del que se había erigido en Alcalá de Henares. Tras descartar Toledo, la entonces duquesa de Calabria pensó en la Universidad de Valencia. Proyectó entonces un nuevo edificio para el Estudi General y el traspaso a su persona del patronazgo de la Universidad. Aunque finalmente este proyecto no salió adelante, sí que contribuyó económicamente a la manutención de estudiantes universitarios.

Sí que pudo llevar adelante otro proyecto de calado para la memoria de su linaje: la capilla funeraria que erigió en el convento de Santo Domingo de Valencia Nueva ventana. El proyecto contemplaba un monumento funerario destinado a sus padres, don Rodrigo de Mendoza y doña María, así como un enterramiento sencillo para ella misma. Esta obra no pudo verla concluida en vida y fue culminada por el heredero de sus bienes, don Luis de Requesens, comendador mayor de Castilla.

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Mencía de Mendoza, condesa de Haro

Retrato de Mencía de Mendoza, Haro. Pulse para ampliar Retrato de Mencía de Mendoza, Haro.

Mencía de Mendoza, condesa de Haro Nueva ventana, hija del marqués de Santillana, Íñigo López de Mendoza, entró a formar parte por matrimonio de la familia de los Velasco. El linaje fue hecho merecedor del título de los condestables de Castilla, una dignidad que si bien se había ido despojando de su función militar primigenia, acabó vinculada de manera permanente, por voluntad de los Reyes Católicos, a la familia de los condes de Haro. La familia vería aumentada su importancia en la generación que siguió a Mencía de Mendoza y Pedro Fernández de Velasco, ya que Bernardino, su primogénito recibiría el ducado de Frías.

Mencía de Mendoza responde en muchos aspectos al perfil femenino nobiliario de finales del siglo XV. Cumplió con creces los cometidos que tenía encomendados como continuadora del linaje de los Velasco, ya que el matrimonio tuvo ocho hijos, y se encargó de la administración del patrimonio familiar durante las ausencias de su marido. Pero además de estas funciones, compartidas con otras mujeres de la nobleza, Mencía de Mendoza tuvo un papel fundamental en el mecenazgo artístico desplegado por la familia Velasco en la ciudad de Burgos.

La Casa del Cordón Nueva ventana, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad de Burgos, se convirtió en residencia de la familia Velasco en sustitución al antiguo palacio que había albergado hasta entonces a los miembros de este linaje. Pero, además, se convirtió en un punto de referencia fundamental para la Corte itinerante de los Reyes Católicos. Durante las estancias en Burgos de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, la Casa del Cordón fue su residencia temporal. Allí se produjo el recibimiento de Colón tras su segundo viaje o los esponsales entre el príncipe don Juan y la archiduquesa Margarita de Austria, y también fue lugar de residencia habitual de Fernando el Católico en los primeros años del siglo XVI.

El otro gran desempeño de mecenazgo artístico fue la capilla de Nuestra Señora de la Purificación Nueva ventana, o "de los Condestables" en la catedral de Burgos. Su construcción fue encomendada al arquitecto Simón de Colonia, mientras que los retablos correspondieron a Gil de Siloé. Este espacio, que se ha convertido en uno de los más destacados del edificio catedralicio, albergó el sepulcro de los condes de Haro.

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