1) Privilegio rodado por el que Alfonso XI de Castilla concede al Señorío de Palenzuela a Leonor de Guzmán (1333)
Leonor de Guzmán ha pasado a la historia por ser la amante de Alfonso XI de Castilla, a quien conoció cuando ambos tenían 17 años. Su pública convivencia extramatrimonial duraría hasta la muerte del monarca, haciendo de ella la “reina de Castilla” de hecho, desplazando a la reina legítima, María de Portugal.
Según los cronistas de la época, no hubo una mujer en Castilla con una influencia similar. Leonor participaba en decisiones internas y externas del reino, recibía personalmente a embajadores, confirmaba privilegios y concedía mercedes y cartas pueblas.
El amor del rey por ella se manifestará en importantes concesiones, que la harán poseedora de un formidable patrimonio señorial. Entre 1332 y 1345, con ocasión del nacimiento de cada uno de sus diez hijos, le fue concediendo un señorío.
El señorío de Palenzuela (en la provincia de Palencia) le fue concedido a Leonor en 1333, cuando nacieron los gemelos Enrique y Fadrique. Destaca el signo de la rueda, cuyo motivo central está inacabado.
(PRIEGO,CP.318,D.17.)
2) Catalina Carvajal, Correa Mayor de Indias, concede el título de Teniente de Correo de Lambayeque en el Perú (1731)
El oficio de correo mayor de las Indias fue uno de tantos oficios que entre los siglos XV y XVI acabaron siendo patrimonializados por un linaje, en este caso el de los Carvajal Vargas, oriundos de Trujillo y luego establecidos en Lima, que lo ejercieron durante 254 años.
De los nueve correos mayores de Indias que se suceden en la familia, tres de sus titulares fueron mujeres.
Entre los papeles que despachaba el correo mayor de Indias, estaba la concesión del título de teniente de correos, en quien se delegaba el ejercicio directo del cargo, así como los pasaportes de “chasquis”, los nativos que recorrían los caminos portando las sacas de correos.
Este documento destaca por el lenguaje sorprendentemente inclusivo y moderno para la época, en el que se cita a Doña Catalina, en género femenino, como “correa mayor de Indias”.
(SANTA CRUZ,C.636,D.3.)
3) Donativo patriótico otorgado por María Josefa Pimentel Téllez-Girón, XII condesa-duquesa de Benavente, a favor del Empecinado (1811)
La duquesa-condesa de Benavente, uno de los personajes más influyentes de la alta sociedad madrileña de la época, heredera de varios títulos nobiliarios y poseedora de un amplio patrimonio, colaboró durante la guerra de Independencia con la guerrilla española que luchaba contra la ocupación francesa.
Para financiar las campañas militares y los gastos cotidianos de los guerrilleros una de las fórmulas más conocidas fueron los llamados “donativos patrióticos”, contribuciones voluntarias otorgadas por muchos ciudadanos a la causa nacional.
La aportación de María Josefa Pimentel fue efectuada a favor del coronel Juan Martín Díez, conocido popularmente como el Empecinado, uno de los jefes guerrilleros más activos en la contienda, integrado en el ideario colectivo de héroes que lucharon para liberar al país de los invasores.
(OSUNA, CP.194,D.132)
4) Carta hológrafa de Sor María de Ágreda dirigida a una dama, solicitando la mediación de un marqués para promover un memorial en la Corte (1650)
María Coronel y Arana, más conocida como sor María de Ágreda, fue una monja de clausura, escritora y mística de la primera mitad del siglo XVII, además de confidente y consejera espiritual de Felipe IV. Su influencia sobre el monarca queda reflejada en las más de 300 cartas que con él se cruzó, en el contexto decadente del Barroco español.
Sin embargo, son una mínima parte de las cartas que escribió desde el microcosmos de su celda, donde también relató sus éxtasis e intercambió epístolas con reinas, príncipes y cortesanos. Algunas de estas cartas hológrafas (es decir, escritas de su puño y letra) se incorporaron a su proceso de beatificación, otras las requisó la Inquisición y muchas fueron atesoradas como reliquias.
(FRÍAS,C.26,D.116)