Isabel Alvarez ha elegido unos remedios populares para curar la picadura de la tarántula.
"Cuando un hombre mordido de la tarántula queda sin movimiento / ni conocimiento un músico prueba varios sones y cuando / ha encontrado el que conviene al enfermo se de-/be empezar a moverse. Primero mueve los dedos / a compás, luego los brazos y piernas, y después to-/do el cuerpo. En fin se pone en pie y empieza / a bailar aumentando siempre la fuerza y actividad. / Hay quien se está sin para bailando seis horas. Des-/pues se pone en la cama, y cuando se purga descan-/sado del primer baile se saca de la cama, se / toca el mismo son y vuelve a bailar. Este e-/jercicio dura a lo más 6 o 7 días hasta que / el enfermo se fatiga sin poder bailar mas lo / que anuncia su curación porque mientras dura / el veneno bailaría si se quisiera hasta morir-/se de cansancio finalmente poco a poco le vuelve el / conocimiento y despierta como de un profundo sue-/ño sin acordarse de lo que ha pasado durante su / enfermedad ni de la danza"
BAENA,c.77,d.33
Si es cierto haberle pica-/do la tarántula, y no es ponderación del mal. / Lo que hay que ha-/cer es que mame por la / mañana y a la noche / que no coma queso y co-/ma de todo lo que quiera, / use del agua caliente / a todo pasto, aunque / vomite, no le hace, y / sirve de alivio, que le to-/quen la vihuela y le ar-/men músical, y que se di-/vierta. Cuidado / que la leche / ordeñada, no sirve de nada"
BAENA,c.77,d.34
La araña lobo o tarántula es una araña común en la cuenca Mediterránea. Su picadura tenía fama de venenosa y era temida por los campesinos, al ser relativamente frecuente en los meses de cosecha. Ya el humanista Pedro Matiolo, en 1570, al comentario la obra de Dioscorides, escribió: “los mordidos por la tarántula son atormentados de varias maneras: unos cantan, otros ríen, algunos lloran, éstos vocean, aquéllos duermen; otros, por el contrario, padecen grandes vigilias, tienen vómitos, molestias, saltan y sudan, mientras que en las mismas circunstancias, los hay que tiemblan y sienten escalofríos y calor; son algunos acometidos de espanto y otras incomodidades, volviéndose semejantes a los freneticos, borrachos y locos”. En realidad, se trata de la picadura de otra especie de arácnido, la viuda negra o Latrodectus tredecimguttatu, cuyo veneno ataca el sistema nervioso central y provoca síntomas semejantes a la epilepsia.
El remedio terapéutico tradicional para combatir sus síntomas era bailar durante horas, o días, al son de una música alegre, para que el paciente sudase y expulsase el veneno. De este modo, los músicos se turnaban, mientras el contagiado convulsionaba, imitaba los gestos de una araña, o los aspavientos para alejarla, o bien se balanceaba en cuerdas colgadas, hasta quedarse extenuado al enfermo de tarantismo.
La Tarantela, es un baile de ritmo vigoroso típico de la región de Nápoles y Sicilia que popularmente se asociaba con la cura de su picadura. En España, este problema suscitó incluso un Expediente General de la Tarántula (1782), que se investigó en La Mancha ciudadrealeña; aunque, ya a partir del siglo XIX, se puso en duda este remedio tradicional. Famoso es el pasaje de la Zarzuela La Tempranica (1900), del maestro Romea y Giménez, que comienza con la siguiente estrofa:
”La tarántula es un bicho mu malo, Salto de línea No se mata con piedra ni palo, Salto de línea Que juye y se mete por tós los rincones Salto de línea Y son mu malinas sus picazones”.