l mar, y más el Mediterráneo desde los viajes de Odiseo, es sinónimo de aventura. En sus aguas y costas han tenido lugar las más extraordinarias peripecias personales, de feliz desenlace algunas, trágicas las más: actos de piratería, largos cautiverios de los que han sido víctimas individuos de todas las religiones y naciones, viajes azarosos, etc. Los Archivos Estatales conservan el testimonio fidedigno de episodios ocurridos realmente, que superan con creces las ficciones literarias, protagonizados por hombres y mujeres de carne y hueso cuyas vidas han quedado recogidas para siempre en los pergaminos y papeles. Muchos de ellos nos son desconocidos y sus nombres poco nos dicen hoy. Pero otros documentos contienen las desgracias de los forjadores de la modernidad, incluidas las que sufrió el español más universal, Miguel de Cervantes, el narrador por excelencia de la aventura humana.