El edificio que hoy alberga el Archivo fue construido para alojar el cada vez mayor número de comerciantes que, reunidos en torno a la Universidad de Mercaderes primero y tras 1546 constituidos como consulado, necesitaban un espacio propio para celebrar sus tratos y resolver sus pleitos. El conflicto generado entre el cabildo de la catedral y los mercaderes por la ocupación de los espacios sagrados de la catedral para menesteres tan poco piadosos como los que guiaban a los comerciantes dio el definitivo empuje para que en 1583 comenzaran las obras de construcción de la Lonja de Mercaderes.
El arquitecto real, Juan de Herrera, fue el encargado del diseño de un edificio cuya construcción se prolongó hasta 1646. A cargo de las obras estuvieron varios prestigiosos arquitectos como Juan de Minjares, Alonso de Vandelvira y Miguel de Zumárraga quienes, sobre todo este último, alteraron algunas de las ideas del proyecto original al introducir elementos innovadores en su construcción, como el abovedamiento de la planta superior, para aligerar la habitual solución herreriana de techo a dos aguas, más pesada y que presentaba un mayor riesgo de incendio.
La segunda mitad del siglo XVII trajo consigo la decadencia política y comercial del imperio español que, inevitablemente, debía causar contraste con la reciente finalización de las obras de la lonja. En 1717 la sede del comercio ultramarino se traslada a Cádiz, quedando en Sevilla únicamente una Diputación de Comercio. La infrautilización del edificio fue tan manifiesta que llegaron a habilitarse viviendas particulares en su interior mientras que la institución que promovió su construcción periclitaba.
La elección en 1781 de la Lonja de Mercaderes de Sevilla como sede del gran proyecto ilustrado que iba a ser el Archivo General de Indias detuvo la degradación del edificio. Una vez desalojados los inquilinos y dividido el espacio entre la Diputación de Comercio y el emplazamiento del archivo y sus dependencias, Luca Cintora, arquitecto de los Reales Alcázares, acometió una audaz obra de readaptación del edificio para servir a los fines de depósito documental. Su discutida intervención procuró por un lado recuperar en la medida de lo posible el proyecto de Juan de Herrera, devolviendo la diafanidad a las galerías y por otro lado reformar la escalera de acceso confiriéndole con un generoso revestimiento de mármol la actual suntuosidad.
En planta cuadrada, de 56 metros de lado, con dos alturas sobre lonja rodeada de columnas con cadenas, el edificio del Archivo consiste fundamentalmente en un patio central rodeado por dos naves cuadrangulares, una interior y otra exterior. Todo el edificio es de piedra, con dos plantas abovedadas comunicadas por la escalera monumental.
El Ministerio de Cultura ha acometió obras de remodelación en el edificio con el propósito de modernizar sus instalaciones, mejorar el depósito de los documentos y adecuar las galerías exteriores de la planta superior para la instalación de exposiciones temporales, en lo que constituye un itinerario para visitas que recorre todo el edificio.
La Cilla del Cabildo actualmente es una de las dos sedes con las que cuenta el Archivo General de Indias para desarrollar sus funciones como Archivo. Se trata de un edificio de amplia historia y que ha tenido varios usos hasta formar parte de nuestra institución cultural.
Se trata de un edificio que fue construido en 1770 con el objeto de ser el almacén de grano de las rentas de fincas pagadas en especie al Cabildo de la Catedral de Sevilla, ya que las casas que entonces servían como granero en esa zona habían sido muy dañadas por el terremoto de Lisboa de 1755, según lo indicado por el escritor e historiador Justino Matute y Gaviria. Este autor atribuye la obra al arquitecto sevillano Pedro de Silva, maestro mayor de la Archidiócesis de Sevilla en el momento, pero otros la atribuyen a Lucas Cintora, autor de la que sería la reforma para la instalación del Archivo General de Indias, tras su creación, en la Casa Lonja.
La Cilla se levantó aprovechando uno de los lienzos de la muralla interna de Sevilla y, de hecho, a uno de los lados está adosada una de las torres que formaban parte de esta. Se trata de un edificio de planta rectangular de dos plantas, las cuales cuentan con bóvedas vaídas sobre pilares rectangulares y columnas de mármol. A las plantas originales se le han añadido dos más en sus posteriores reformas: una bajo la cubierta y otra en plano de sótano. Su fachada repite el esquema compositivo de la Casa Lonja, situada justo enfrente, con zócalo, pilastras y entablamento de piedra sobre paramentos de ladrillo avitolado. Además, sobre su portada adintelada encontramos el escudo del Cabildo Catedral de Sevilla: dos jarrones de azucenas a ambos lados de una escultura de la Giralda.
La Cilla durante algunos años del siglo XX fue sede de la Real Compañía Asturiana de Minas y en 1972 pasó a ser el Museo de Arte Contemporáneo de Sevilla, iniciándose en 1974 la intervención por parte del arquitecto Rafael Manzano Martos para que pudiera acoger dicho museo. En 1985 fue catalogada como Bien de Interés Cultural. Entre los años 2000 y 2005 se rehabilitó (junto con la Casa Lonja) y pasó a formar parte del Archivo General de Indias. Su apertura al público fue en 2002, aunque las obras de adaptación continuaran tres años más. En la actualidad es sede del Departamento de Referencias, la Biblioteca del Archivo, una sala de conferencia, la sala de investigación y otros servicios.
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