Estados Unidos nace como estado independiente en 1774 y obtiene el reconocimiento inglés en 1783 con la Paz de Versalles. La separación de las Trece Colonias de su metrópoli, junto con la Revolución Francesa , es el referente para el movimiento independentista de la América española.
Los movimientos de España en el territorio estadounidense se verán influidos por la enemistad entre Francia e Inglaterra. Las tensiones que se arrastran en la ex colonia inglesa surgen con el Tratado de San Lorenzo de 1795, donde se fijaban las fronteras y la navegación del río Misisipi, y se ven acrecentados con la cesión de La Luisiana a Francia en virtud del Tratado de Aranjuez de 1801 y la recuperación de La Florida de manos de los ingleses.
Estados Unidos es la base desde la que parten distintas expediciones libertadoras, como las de Francisco de Miranda en 1806 y de Francisco Javier Mina (1789-1817), diez años después. Y, además, es la base desde la que operan distintos corsarios que atacan a los barcos españoles.
La alternancia en la posesión de los territorios deja sin definir claramente las fronteras y provoca la invasión de La Florida Occidental por parte de los estadounidenses, lo que motivará que Fernando VII solicite a Inglaterra su mediación en el conflicto. La preocupación real es el posible reconocimiento por parte del gobierno norteamericano de los nuevos países independizados.
Durante las negociaciones, los incidentes que implican la intromisión en territorio español se suceden. En 1819, tiene lugar la firma del Tratado Adams-Onís donde se establece la frontera en el río Sabina y Arkansas hasta el paralelo 42º, la navegación de los ríos comunes, la cesión de las dos Floridas, oriental y occidental, y el desistimiento de solicitar compensaciones por los perjuicios tenidos hasta la fecha por el conflicto, amén de la pérdida definitiva de La Luisiana. A cambio, España obtiene la soberanía completa sobre Texas y retiene California y Nuevo México. Este tratado será ratificado por el México independiente en 1828.
James Monroe , el presidente norteamericano, esperó para manifestar su postura sobre las independencias americanas y así, en el discurso de 1823 ante el Congreso enunciará la llamada Doctrina Monroe que servirá de línea programática para la política exterior de Estados Unidos: la oposición a cualquier futura intervención de Europa en el continente americano y la no participación en los asuntos políticos del viejo continente.