El edificio principal del campus museístico del Prado, esto es, el edificio Villanueva, se constituye como la sede primigenia tanto del Museo como de su colección inicial. Como es sabido, el destino inicial de este magnífico edificio neoclásico de Juan de Villanueva iba a ser el de Real Gabinete de Historia Natural, pero las circunstancias de la Guerra de la Independencia (1808-1814) trastocaron estos planes iniciales. Sería ya por iniciativa del restaurado Fernando VII y su segunda esposa Isabel de Braganza (1797-1818) quienes decidieron dar una utilidad distinta al edifico al consagrarlo como Museo Real de Pinturas que albergaría parte de la colección privada de la Monarquía. El nuevo museo abrió sus puertas el 19 de noviembre de 1819 con una pequeña muestra de las 1.500 obras que fueron depositadas en su interior. En 1869, a raíz de la Revolución de 1868, La Gloriosa, el Museo dejó de ser un bien privativo de la Corona y se incorporó al Estado, pasando a depender su gestión al Ministerio de Fomento