El Camino Catalano-Aragonés parte de Sant Pere de Rodes y transcurre por las localidades de Montserrat, Lleida y Zaragoza hasta llegar a Logroño, donde se une al Camino Francés.
Este Camino aprovecha los trazados romanos por la seguridad de tránsito que ofrecían debido a la solidez de sus construcciones y el cuidado en su mantenimiento. No hay que olvidar que estas rutas fueron transitadas también por comerciantes, viajeros e incluso embajadores, y que conducían a los puertos y las ciudades más importantes del Mediterráneo.