Número de inventario: 32149.
Hierro. 4 x 14 x 2 cm.
La aparición de la comida enlatada en conserva fue todo un descubrimiento, que se incluye en la línea histórica de intentar conservar los alimentos durante el mayor tiempo posible, en previsión de posibles épocas de carencias. Actualmente, entre los motivos que nos hacen consumir comida en conserva, destaca el poco tiempo del que disponemos para cocinar.
Muchos son los métodos para conservar alimentos: el frío, el calor, la esterilización, mediante antisépticos, azúcar, sal... La esterilización, fundamental en las conservas modernas, consiste en meter los alimentos en agua hirviendo a una determinada temperatura y durante un tiempo, y después envasarlo herméticamente al vacío, sin oxígeno para impedir que se oxiden. La fruta o el pescado son preparados para un consumo posterior, envasados herméticamente y manteniendo todas sus propiedades (A. Roch, 1959: 4)
Las “latas” se han convertido en el envasado por excelencia por ser totalmente herméticas. Hechas de hojalata, lámina de hierro o acero estañada por las dos caras, conservan los alimentos perfectamente durante mucho tiempo, e incluso algunas para facilitarnos aún más el trabajo incluyen el “abre-fácil”, una simple anilla que no se rompe al tirar de ella con fuerza, permitiendo abril la lata sin dificultad.
Tenemos un abrelatas con forma de pez, aunque la cola no sea demasiado real pues suelen ser planas y no esféricas, puede que con esta forma podamos coger la pieza con más firmeza. En este caso, además, su forma se adapta al mango, permitiendo un manejo fácil.
Simbólicamente, desde las primeras civilizaciones, el pez ha sido considerado como emblema de fecundidad, por la cantidad de huevos que son capaces de llevar, a veces cientos de miles, y por la creencia que situaba en las aguas profundas el punto de partida de la vida en el mundo (L. Charbonneau-Lassay, 1997: 688, vol. II).
VSC