Número de inventario: 93682. Balmonte, Castro do Rei (Lugo).
Madera, acero, hierro. 81 x 67 x 67,5 cm.
Sin duda, los espantapájaros más conocidos son los que representan una figura humana. No obstante, la variedad formal y conceptual de este recurso protector para alejar de las huertas, árboles frutales y campos de cereales a los pájaros (pero no solamente a ellos) es muy grande. Además de los citados, existen los basados en el ruido, en la luz, en la advertencia directa al animal –a través de un animal muerto– e, incluso, en el olor –con pescados que acaban podridos– (T. de Aranzadi, 1928 y Espantallos, 2002).
Todos ellos tienen su versión calificable de “tradicional” y también pueden presentar su versión “moderna”. Las modernas máquinas industriales que hacen ruido a intervalos, las botellas o bolsas de plástico y, últimamente, los actuales CDs, conviven con los recursos antiguos, sin ningún problema.
Los espantapájaros sonoros, como el presente, tienen una amplia difusión, porque tipos iguales o muy parecidos se encuentran distribuidos, dentro de la Península Ibérica, por el País Vasco, Galicia o Portugal. Pero no acaba ahí su área de difusión, ya que se han documentado en zonas tan alejadas como Croacia, Hungría, Eslovenia o Austria, en donde pueden alcanzar un tamaño considerable.
Últimamente, el espantapájaros ha sido objeto de experiencias didácticas y concursos, que en su mayoría, arrancan de las que tuvieron lugar en la Fundación Serralves, de Oporto, a finales del siglo pasado, y que han ayudado a darle una dimensión totalmente diferente a la utilitaria que ha tenido en el mundo campesino (J. L. Mingote Calderón, artículo en este mismo catálogo).
Pieza donada por Luis Higinio Flores Rivas.
Publicada su foto en VV. AA. (2002 b: 42, nº 43).
JLMC