Número de inventario: 15135-15136. Isaba (Navarra).
Cuero, madera, latón, hierro, cáñamo, pelo de tejón. 50,5 x 16,5 x 15 cm.
Los pelos de tejón son un elemento fundamental en este cencerro. Además de lo dicho en otros amuletos –ver la pieza nº 7815, en este Catálogo–, se puede añadir que J. M. de Barandiarán (1984: 106) señaló el uso de las garras de tejón como amuleto y el empleo de pieles de tejón sobre los yugos para proteger a las yuntas del mal de ojo, sobre todo cuando debían “presentarse” en ámbitos con abundante público, como bodas o ferias. Asimismo, en Asturias, existe la creencia de que para saber si una vaca está ahojada se debe recurrir a su esquila, collar, cadena o correa, con los que se hace un ritual en el que interviene el agua y un cuerno (L. Castañón, 1983: 32). Otro argumento en la misma línea, se encuentra en el Tratado de fascinación o aojamiento, escrito por Enrique de Villena hacia 1425, en el que, al hablar de los remedios contra el mal de ojo, dice: “Ponen eso mesmo a las bestias [:] cuero con pelo de tasugo en el collar e cabeçadas. E traen horuz, que son nóminas pequeñas en las cabezadas e petrales de los cavallos con çeras e figuras” (E. de Villena, 1994: 332). Aunque en este caso son las caballerías las destinatarias de la protección –frente al carnero que llevaría este cencerro–, la asociación de los pelos de tejón, “tasugo”, al collar es directa. Muy posiblemente haya que buscar en este tipo de creencias la explicación del porqué se ha recurrido al pelo de tejón en el collar de este cencerro.
La información que hay de él y su tamaño nos indican que iba asociado a un “manso”, es decir a uno de los carneros guías conductores del rebaño y, por tanto, uno de los animales que se resaltan dentro del mismo (a veces se les “decoraba” con pintura o se les dejaba un vellón sobre el lomo, a modo de elemento decorativo) y que concentran mucha simbología relativa a todo el rebaño. Así lo indicó R. Violant i Simorra (1953: 20) al hablar de la realidad pirenaica, señalando que estos animales llevaban grabados “símbolos o amuletos” en el collar de madera, que servían para proteger al rebaño; a ello se unían otras prácticas, sin relación con el collar. Como ya se ha señalado –pieza nº 21632, en el apartado dedicado a los animales domésticos protegidos–, también los propios cencerros han sido un elemento utilizado como objeto donde se focalizaba la protección, a través del sonido del propio objeto que actúa también en el sentido de ahuyentar los espíritus malignos (la relación con las campanas de las iglesias, que alejan los males, es clara en nuestra cultura). Sobre la importancia del mal de ojo en relación con la yunta, A. Erkoreka (1995: 135-138) señala que la aguijada el cencerro, la soga y el pelo de tejón –recoge la información de Barandiarán en esto último– actúan como elementos que la preservan de males.
JLMC