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Conejera

Conejera

Número de inventario: 43924. Córdoba.

Arcilla. 44 x 70 x 35 cm.

La producción alfarera, a través de un diverso repertorio formal, supo cubrir la mayor parte de las necesidades surgidas en el transcurso de la vida cotidiana rural. En este contexto, el alfarero adaptaba su oficio “al nacimiento, nutrición y sacrificio del animal que le procuraba el alimento indispensable para su subsistencia” (S. Savini Celio 1997: 621).

Esta conejera, constituye un claro ejemplo de adaptación morfológica a una función tan específica como la de proporcionar a las conejas un lugar adecuado para el alumbramiento de sus crías. En este sentido, G. González-Hontoria (1998: 141) proporciona el ejemplo de Chiva (Valencia), donde las conejeras o paridoras –como son también denominadas– eran fabricadas de forma que el tubo por el que se introducía el animal preñado, quedara cuatro o cinco centímetros por encima del suelo. De esta manera, para salir al exterior los gazapos debían ser capaces de dar un brinco por sí mismos. Este salto sólo podían darlo, una vez adquirido el pelaje, cuando se encontraban ya suficientemente protegidos para sobrevivir al frío del invierno.

Por último, cabe señalar que fue en la década de los setenta, y gracias al interés coleccionista de algunos extranjeros como H. M. Knecht-Drenth y T. Knecht, que muchas de estas piezas fueron rescatadas del olvido para pasar a integrar las colecciones de alfarería popular que hoy se conservan en nuestros museos.

Pieza donada por Helen M. Knecht-Drenth y Tijmen Knecht.

LMM

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