Número de inventario: 14971. Talavera de la Reina (Toledo).
Papel. 38 x 47 cm.
La Virgen de Belén aparece custodiada por dos santos ermitaños. A su izquierda, el Arcángel San Rafael, está representado con alas, bordón, concha y un pez que sostiene uno de los angelotes que le acompañan; y a su derecha San Pablo Ermitaño que viste la túnica elaborada con hojas de palmera, el cráneo y el cuervo que porta un trozo de pan en el pico.
Esta calcografía se realiza en 1825 a parir del dibujo de Diego de Monroy y Aguilera, pintor de cámara de Fernando VII y del grabado de F. Jordán, académico de la Real Academia de San Carlos de Valencia según versa en la inscripción al pie de imagen.
El pez es el animal que se relaciona y simboliza a Jesucristo. Cuando aparece acompañando a San Rafael también implica connotaciones positivas, puesto que este pez, más concretamente su hiel, sirve de medicina para la curación de la ceguera de Tobías.
La Biblia incluye al cuervo en la categoría de animales impuros e incluso puede representar ocasionalmente la lujuria. Su color negro y su desagradable graznido dificultan la obtención de una imagen positiva de este animal para los humanos, que consideran su presencia como un mal augurio y presagio de enfermedades, guerra o muerte. Pero cuando acompaña a San Pablo, el primer ermitaño, se convierte en emisario de lo divino, procurando alimento al Santo durante los sesenta años que pasó en el desierto “… todos los días, Dios, por medio de aquel cuervo, traíale un pan…” (S. de la Voragine, 1989: 89).
MCGR