Fecha: Otoño 2010
En las últimas décadas, el concepto de patrimonio, y, consecuentemente, su reconocimiento y protección, han evolucionado, han trascendido el campo de lo material y han iniciado su andadura hacia nuevas dimensiones. El patrimonio intangible y sus relaciones con lo tangible, los paisajes, los nexos entre patrimonio cultural y natural o los itinerarios, son algunas de las expresiones de este nuevo concepto puesto en discusión con regularidad, tanto en foros académicos como políticos y administrativos.
A esta necesaria revisión del concepto contemporáneo de patrimonio no escapa el reconocimiento del patrimonio más reciente. El siglo XX trajo consigo profundas transformaciones en la imagen urbana y arquitectónica, la interacción con el resto de las artes plásticas, el diseño y la industria, acompañadas de un rico debate intelectual. Aún cuando todavía es exigua la presencia de bienes del pasado siglo en la Lista de Patrimonio Mundial, la declaración de Brasilia en el año 1987 -apenas dos décadas después de su culminación- supuso un hito en el reconocimiento internacional de este patrimonio, en especial del Movimiento Moderno. El Eclecticismo, el Modernismo, el Art Decó, el Racionalismo, la plural producción de arquitectura y urbanismo asociada a la industria, así como las corrientes postmodernas y deconstructivistas manifiestan igualmente la multiplicidad de un pasado con resonancias indiscutibles en la contemporaneidad, y del cual preservamos relevantes exponentes. Europa, espacio decisivo en el nacimiento y expansión de las principales tendencias arquitectónicas y urbanas del siglo XX, conserva muestras valiosísimas, en muchos casos inexplicablemente poco reconocidas y preservadas.
Sin embargo, todavía es insuficiente la atención y el cuidado que gestores y ciudadanos prestan al patrimonio del siglo XX. Ya sea por la aparente inconexión entre los principios formales e ideológicos que lo animaron y la idea más asentada sobre “lo patrimonial” o a causa de la dificultad de su gestión, el camino hacia una efectiva sensibilización es largo y complejo. Por esa razón, resulta apropiado dedicar esta edición de las Jornadas Europeas de Patrimonio, al Patrimonio del siglo XX. Tomando en consideración las posibilidades de convocatoria que generan, las Jornadas supondrán una oportunidad para la aproximación a un aspecto de nuestro patrimonio de gran singularidad e importancia, invisibilizada por la legitimación histórica de otros tipos de patrimonio más distanciados en el tiempo.