Ud está aquí:
  1. Introducción
  2. La huella hispana
  3. Cotidianeidad y convivencia. Mobiliario, moda e indumentaria

Cotidianeidad y convivencia. Mobiliario, moda e indumentaria

Las transformaciones experimentadas por trajes y muebles a lo largo de los siglos, y en particular entre el XVI y XIX, van de la mano: expresan una forma de vivir, que evoluciona desde las rigideces de la sociedad estamental hasta el ansia por el confort de la burguesa.

El traje a la española se puso de moda en las cortes europeas a partir de la segunda mitad del siglo XVI, imponiendo un modelo de comportamiento social y físico basado en la austeridad y la tiesura de la silueta y en la limitación de los movimientos. Nobles y reyes, de negro, que vistieron prendas tan representativas como el guardainfante o la lechuguilla, habitaron palacios en los que salas y antesalas estuvieron escasamente amuebladas con sillas de brazos, bufetes y escritorios arrimaderos, que abundaron en la imagen de gravedad y rigor. Predomina en esta época la representación de la majestad y del honor sobre la comodidad.

La Ilustración trajo consigo otra manera de vivir. En este caso, fueron Francia e Inglaterra las que marcaron la pauta. Junto a las salas de aparato, aparecieron estancias de confianza e intimidad en las que se abandonó la etiqueta de la solemnidad en favor de la convivialidad. Los tejidos de sedas de colores se aligeran, creando piezas que permiten movimientos algo más libres, y que tienden progresivamente a subrayar la silueta natural de los cuerpos. Así vestidos, aristócratas y burgueses pudieron tomar asiento, en posturas desenfadadas, en canapés, poltronas y butacas, en gabinetes coquetos en los que el comedor, la sala y el tocador modernos se abrieron paso.

Línea horizontal

Acceda al catálogo a través de las imágenes

Subir