Los movimientos migratorios existen desde la prehistoria: la búsqueda de mejores recursos y de unas condiciones climáticas más favorables, que obviamente repercutían en lo primero, guiaban los movimientos de los primeros grupos humanos. Los movimientos poblacionales han sido constantes en el tiempo y han enriquecido la propia historia de la humanidad.
Los primeros fenomenos paneuropeos lo ponen de relieve y ya podemos hablar de un arte rupestre prehistórico con unas características muy similares en la cornisa cantábrica y el sur de Francia, tiempos en los que la humanidad no conocía de fronteras. Las rutas comerciales del primer milenio a.C. también fueron vía de contacto de las grandes civilizaciones que se iban fraguando en el Mediterráneo: fenicios, griegos y, posteriormente, púnicos entraban en contacto con otros pueblos y culturas y fruto de ese conocimiento y contacto mutuo tenemos bellas manifestaciones culturales procedentes de la Edad del Hierro. Después Roma haría acto de presencia con su cada vez más desarrolladas estructuras administrativas dejando un legado de infraestructuras, sustrato linguístico y hasta un derecho común a buena parte del territorio europeo. Después ya sería tiempo de migraciones de pueblos de origen germánico que irían creando diferentes realidades de reinos e imperios que conformarían una Edad Media donde la religión adquiriría un papel protagonista e incluso identitario: llegaremos a los grandes estilos artísticos europeos como el Románico y el Gótico y se sentarían las bases de lo que ya sería una continuada circulación de artistas, técnicas, formas e ideas a lo largo y ancho del continente europeo, incluyendo, claro está, la península ibérica.
A partir del siglo XV, con la invención de la imprenta, se aceleraría la circulación de grabados y modelos pero también de ideas, no sólo artísticas sino también políticas, filosóficas, etc.. Después ya vendrían otros períodos como la Ilustración, los avances y grandes cambios que consigo trajo la Revolución Industrial, los cambios políticos producidos por la caída del Antiguo Régimen y la progresiva implantación del capitalismo y de las estructuras del Estado liberal. En definitiva, nos encontramos con el amplio abanico de acontecimientos que jalonan el devenir histórico de la propia Europa y sobre el que queremos mostrar algunas pinceladas a través de los siguientes ejes temáticos: