Blanca de los Ríos nació en Sevilla en 1859.
Pertenecía a una familia culta formada por su padre, el arquitecto y arqueólogo Demetrio de los Ríos y Serrano, su madre, la pintora María Teresa Nostench y Rodríguez de Henestrosa y su hermano el escritor José de los Ríos y Nostench. A ellos se suma que, por parte de padre, era nieta del escultor José de los Ríos, sobrina del literato José Amador de los Ríos y prima del historiador Rodrigo Amador de los Ríos. Todas estas relaciones familiares le reportaron una amplia formación, aunque su condición de mujer no le puso el camino fácil. Estas dificultades hicieron que sus primeras obras no las publicara bajo su verdadero nombre, si no con el de “Carolina del Boss”, anagrama del propio. Aunque esto no duró mucho pues enseguida abandonó este seudónimo para firmar como Blanca de los Ríos.
Con solo 18 años publica su primera novela Margarita (1878) a la que le siguieron varios poemarios. En 1891 publica El romancero de Don Jaime el Conquistador no sin dificultades, como dejó constancia en una carta enviada al por entonces director del Archivo de la Corona de Aragón, Francisco de Bofarull y Sans (ACA, Secretaría, 129. Consultable en el centro)
En 1892 se casa con Vicente Lampérez y Romea, arquitecto madrileño, por lo que Blanca se muda a Madrid, lugar al que accede a un ambiente literario e intelectual que amplía su horizonte y proyectos. De esta época son sus siguientes novelas Melita palma (1901), Sangre española (1902) y La niña Sanabria (1907). Durante estos años publicó también numerosos cuentos y colecciones de relatos.
Participó en diferentes revistas, especialmente en Raza Española, la cual fundó y dirigió desde 1918 hasta 1930, año que desapareció. En todas ellas divulgó sus ideas feministas.
La preocupación por la mujer y por las relaciones entre España e Hispanoamérica, estuvieron siempre presentes en su reflexión y en su participación en diversas asociaciones y actos como la Asamblea Americanista de Barcelona y los Centros de Cultura Hispanoamericana de Cádiz y de Madrid. Podemos ver esta preocupación en la obra Artículos ¿periodísticos?: Nuestra raza es española : ni latina, ni ibera : la Exposición Hispanoamericana de Sevilla y el porvenir de la raza (1926)
Perteneció también a la Unión de Damas Españolas en la que se preocupó por el avance en medidas de protección para las mujeres en el trabajo y formó parte de la Asamblea Nacional entre los años 1927 y 1929 durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera
El ámbito en el que más destacó y por el que fue abandonando la creación literaria fue, sin duda, el del estudio y crítica de la literatura, en el que tomó como maestro a Marcelino Menéndez Pelayo .
A Blanca se deben numerosos estudios sobre Tirso de Molina y la edición crítica de sus Obras completas, labor que le valió el reconocimiento por parte de la Real Academia Española . Precisamente durante estos estudios descubrió la partida de bautismo de Lope de Vega que hasta entonces se creía perdida tras el incendio en 1790 de la iglesia de San Miguel de los Octoes.
Publico también textos sobre Calderón de la Barca y su obra, La vida es sueño y los diez Segismundos de Calderón, así como sobre el Quijote, Sevilla, cuna del Quijote .
En 1916 publicó una obra sobre Francisca de Larrea Böhl de Faber, dedicada al análisis de la aportación de la escritora en el contexto del romanticismo decimonónico. También dedicó sus esfuerzos a la figura y la obra de santa Teresa de Jesús: Influjo de la mística de Santa Teresa, singularmente sobre nuestro grande arte nacional (1913), Santa Teresa de Jesús y su apostolado de amor (1915), Guía espiritual de España (1915) y Ávila y Santa Teresa (1915)
Recibió no sólo alabanzas de la crítica por su obra sino también numerosas condecoraciones, entre ellas la Cruz de Alfonso XII en un homenaje presidido por la reina Victoria Eugenia, la Medalla de Oro del Trabajo y la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio.
En el Archivo General de la Administración, Estudio Alfonso, se convervan varias fotografias de Blanca de los Ríos