El Día de los Fieles Difuntos, que la Iglesia celebra el día 2 de noviembre, tiene su base teológica en que los creyentes que aún están en este mundo pueden ayudar a las almas de los difuntos que se hallan en el Purgatorio mediante la oración, la limosna y la Misa.
Según la doctrina católica, el Purgatorio (del latín purgare, limpiar, purificar) es un lugar, condición o estado de castigo temporal, al que van a parar las almas de aquellos fieles que, habiendo fallecido en gracia de Dios, no han satisfecho completamente las transgresiones cometidas en vida.
Si el sacramento de la Penitencia libera al fiel de la culpa del pecado y de su pena eterna, la indulgencia tendrá el valor de remitir las penas temporales asociadas a los pecados veniales que el difunto portaba en el momento de su muerte; faltas menores, cotidianas, propias de la flaqueza humana que le impedían gozar de la visión beatífica o conocimiento inmediato de Dios en el cielo, a lo que el texto del documento se refiere como “las almas que, detenidas de culpa […] no ven la gloriosa cara de su Redentor”
Las indulgencias plenarias, a diferencia de las indulgencias parciales, que tenían un alcance más limitado, sólo podían ser concedidas por los papas a consecuencia del “poder de llaves” como herederos del trono de San Pedro, considerado primer papa, a quien Cristo dijo:
"A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos. (Mt,16,19)"Salto de línea
Estas bulas producían la remisión total de las penas temporales, y se satisfacían a partir de una donación o limosna, entendida como un acto de penitencia por parte del donante. Fue precisamente este componente pecuniario el que dio lugar a los abusos producidos por la venta indiscriminada de indulgencias y su falsificación, tan duramente criticada por el protestantismo, pero también por la propia Iglesia católica, que, no obstante, sí reconocía su valor intrínseco en términos teológicos.
En el documento que nos ocupa pueden advertirse varios de los elementos mencionados. Por un lado, observamos que se trata de un certificado de expedición, fundado en una bula de indulgencia plenaria otorgada por el papa Clemente X y publicada por su sucesor Inocencio XI en 1684. Dicha bula se justificaba en un acto de “conmiseración por las almas detenidas en el purgatorio”. Con base en ella, el patriarca de las Indias (que era también el limosnero mayor) tasó en dos reales de plata el montante a satisfacer, el cual fue depositado por Teresa, IX duquesa de Bejar, a favor del ánima de una persona cuya identidad nos es desconocida.
Kent, William. "Indulgences." The Catholic Encyclopedia. Vol. 7. New York: Robert Appleton Company, 1910. Traducción de P. Juan Carlos Sack.
Hanna, Edward. "Purgatory." The Catholic Encyclopedia. Vol. 12. New York: Robert Appleton Company, 1911. Traducción de Carolina Eyzaguirre Arroyo.