Las riquezas del Nuevo Mundo se convirtieron en la gran obsesión de los primeros conquistadores. Su búsqueda, las más de las veces forzando la colaboración de los indígenas, acompañó a las conquistas, aunque también propició algunas alianzas. Vasco Núñez de Balboa se sintió abrumado por las riquezas que encontraba a su paso. El oro y las perlas llenaban los bolsillos de los conquistadores y los fardos que se enviaban a Santo Domingo y Sevilla. Pero tal fortuna vino acompañada de dolor. El dolor causado por la incomprensión, la violencia y la avaricia que las voces críticas intentaron erradicar.
Fueron muchos los que denunciaron el trato vejatorio, la violencia y los abusos cometidos contra quienes eran súbditos de la Corona. Un ejemplo lo tenemos en Bartolomé de las Casas, quien renegó de la costumbre de “echar a los perros bravíos” contra los indígenas. La Corona tardó en prohibir esta práctica, aunque al final fue erradicada. Aún se conservan piezas de oro de aquella época y procedencia. A continuación se exhiben una muestra de las colecciones existentes en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York y en el Museo del Oro del Banco de la República de Colombia. Ambas instituciones han colaborado con la exposición Pacífico. España y la Aventura de la Mar del Sur mediante la cesión gratuita de estas y otras imágenes. Todas ellas muestran figuras de oro relacionadas con los documentos que se conservan en el Archivo General de Indias y que describen el hallazgo, incautación, fundición o envío de oro procedente de Tierra Firme.