Tras la derrota de Napoleón se instauró un nuevo sistema de ordenación internacional, en el que los conflictos y las decisiones serán discutidos y aprobados en Congresos a nivel internacional.
Las ideas y los movimientos revolucionarios encontraron la total oposición de las potencias defensoras del Antiguo Régimen, que se reunieron en Viena entre 1814 y 1815, para proceder a la restauración de las viejas estructuras de poder.
El sistema político salido del Congreso de Viena necesitaba apoyos teóricos y prácticos. No faltó un conjunto de pensadores contrarios a la revolución liberal que aportaron el respaldo doctrinal, pero hacía falta también un respaldo militar. Con este fin se constituyó la Santa Alianza , propuesta por el zar Alejandro I (1777-1825), que integraba a Rusia, Prusia y Austria para luchar hermanadamente contra el liberalismo. Pero, fue la adhesión de Francia en 1818 la verdadera garantía armada del sistema. Se actuó a través de las decisiones tomadas en los congresos para mantener la situación política. El Congreso de Verona, celebrado en 1822, por ejemplo, decidió la intervención en España para restaurar al rey Fernando VII como monarca absoluto.
Por su parte, Gran Bretaña y Estados Unidos buscaron el control económico y político en América. El principal interés de Gran Bretaña en América fue el comercial. Se fue adueñando de suficientes enclaves estratégicos para controlar y dominar todas las rutas marítimas del mundo.
Por lo que respecta a Estados Unidos, en el Congreso de Filadelfia (1776) los representantes de las colonias británicas proclamaron la Declaración de Independencia de las Trece Colonias americanas. La lucha entre Gran Bretaña y sus Trece Colonias en América del Norte, finalizó con la firma del Tratado de París de 1783 : El acuerdo franco-británico, pactado el 3 de septiembre de ese año, reconoció la independencia de las Trece Colonias y la posesión francesa de la Luisiana occidental, Santa Lucía, Tobago y el derecho de pesca en Terranova. Asimismo, la representación británica y la de las independizadas colonias norteamericanas firmaron el pacto que reconocía la plena soberanía de esos territorios.
En 1819 se firmó el Tratado de amistad, arreglo de diferencias y límites, conocido como Tratado de Adams-Onís, ratificado en 1821, entre España y los Estados Unidos de América, por el que se fijaba la frontera entre la nación norteamericana y el virreinato de Nueva España. Estados Unidos adquiría la Florida Oriental por cinco millones de dólares. Se reconocía la anexión de la Florida Occidental, se definía la frontera oeste de Luisiana, y España abandonaba sus reivindicaciones sobre Oregón.
La política exterior de Estados Unidos quedó definida desde 1823 por la doctrina Monroe, sintetizada en la frase “América para los americanos”, que fue elaborada por John Quincy Adams pero atribuida al presidente James Monroe (1758-1835) . Estaba dirigida a las potencias europeas, anunciaba que los Estados Unidos no tolerarían ninguna intromisión europea en América. En esta doctrina se diferencian dos directrices: por un lado, la declaración de que todo el continente americano debe quedar al margen de las nuevas colonizaciones europeas para garantizar la seguridad de Estados Unidos; y por otro, la no intervención del país en los asuntos europeos.