24/10/2023
El Museo Nacional del Romanticismo, museo de titularidad estatal perteneciente al Ministerio de Cultura y Deporte, expone el retrato de la artista francesa Rosa Bonheur realizado por su hermano, el pintor Auguste-François Bonheur, en una nueva edición de su ‘Obra invitada’. Este programa pretende profundizar en el conocimiento del Romanticismo, ampliando los contenidos de la exposición permanente a través de la muestra temporal de piezas de otros museos y colecciones privadas, contextualizando también así su propia colección.
La ‘Obra invitada’, que comenzó su andadura en 2012, se retoma un año más siguiendo la línea consolidada en las últimas ediciones, basada en la colaboración internacional y la visibilización del papel de la mujer en las Bellas Artes del siglo XIX. Así, el museo ha recibido temporalmente obras como ‘La bailaora Josefa Vargas’ de Antonio María Esquivel, de la Fundación Casa de Alba, procedente del Palacio de las Dueñas (Sevilla); o ‘El estudio de Abel de Pujol’ de Adrienne Marie Louise Grandpierre-Deverzy, del Musée Marmottan Monet de Paris.
La ‘Obra invitada’ de 2023 recoge el testigo con el retrato de la que fue la artista de mayor reconocimiento en este periodo: Rosa Bonheur (1822-1899). El Museo de Bellas Artes de Burdeos, institución que ha prestado la obra, dedicó a Bonheur una exposición retrospectiva en 2022, con motivo del bicentenario de su nacimiento en esta ciudad. La muestra, que meses más tarde pudo verse en el Museo de Orsay de París, reunió una selección de sus mejores trabajos y piezas de contexto, como la obra que ahora muestra el Museo Nacional del Romanticismo, suponiendo un hito en la investigación en torno a la artista.
El cuadro estará expuesto desde hoy 24 de octubre hasta el 4 de febrero en la Sala XXV del Museo, al final del recorrido de la visita. Se trata de un retrato temprano de Bonheur, representada a la edad de 26 años, junto a elementos que denotan su condición de pintora y escultora: la paleta, los pinceles y las esculturas de una oveja y un toro. Estos son los únicos objetos que resaltan en el ambiente austero que enmarca a la joven, vestida de modo sobrio con la luz concentrada en su rostro y sus manos.
El autor del cuadro, Auguste François Bonheur, uno de los hermanos de la pintora, lo presentó al Salón de París de 1848, junto a otras obras de Rosa. Ella ya había concurrido por primera vez a esta exposición con tan solo 19 años. En un contexto en el que el acceso a la práctica artística profesional fue especialmente complicado para las mujeres, Rosa Bonheur pudo educarse en el ámbito familiar, ya que su padre era artista y formó también a sus hermanos Isidore, Auguste y Juliette. Se especializó en la pintura de paisaje y, sobre todo, de animales y en 1848 recibió un encargo estatal para realizar ‘La labranza en Nevers’. El éxito a nivel internacional llegó con el gran lienzo ‘La feria de caballos’ en el Salón de 1853. Gracias a esta obra, adquirió el château de By (junto al bosque de Fontainebleau), que fue su residencia y taller hasta su fallecimiento. En este entorno –donde convivió con sus parejas, Nathalie Micas y, en sus últimos años, Anna Klumpke (autora de sus memorias)– se rodeó no solo de animales domésticos, sino también de otras especies que retrató en sus obras, desde ciervos a felinos, como el león llamado ‘El Cid’ que conserva el Museo Nacional del Prado.
Uno de los más destacados reconocimientos que recibió en vida fue el otorgado en 1865 por la emperatriz Eugenia de Montijo: la Gran Cruz de la Legión de Honor francesa. Bonheur fue la primera artista en recibir tal distinción y, años más tarde, sería ascendida a oficial de esta orden. Sin duda, la artista forjó una personalidad y forma de vida singular y transgresora en su época, dedicándose por completo al desarrollo de su arte. Alcanzó la independencia económica a través de su oficio, consiguiendo también gran fama fuera de las fronteras francesas.
Al igual que en ediciones anteriores, el montaje museográfico de esta ‘Obra invitada’ pretende captar la atención del público, poniendo en este caso de relieve el afecto por los animales que marcó la producción de Bonheur, sin restar protagonismo al retrato de la artista. Esta supo captar, a través de la mirada, el alma de las distintas criaturas que pintó, desde una óptica singular, personal y profundamente contemporánea.
La ‘Obra invitada’ viene acompañada de un programa de visitas comentadas a cargo del equipo de Mediación Cultural, cuyas fechas y horarios pueden consultarse en la web del Museo. Partiendo del retrato de la artista y a través de materiales y recursos complementarios, estas visitas ahondarán en la extensa obra de Rosa Bonheur y en su biografía, caracterizada por la libertad artística y personal alejada de los cánones femeninos decimonónicos.
Así, esta ‘Obra invitada’ da la bienvenida a un nuevo retrato de una artista clave para el siglo XIX y muy célebre en su tiempo, que dialoga con las que ya forman parte de la exposición permanente del Museo, a la que se incorporarán próximamente dos efigies de pintoras ejerciendo su profesión adquiridas por el Ministerio de Cultura y Deporte en el último año, que se presentarán en la sala XX coincidiendo en el tiempo con este préstamo.