La víspera de su fallecimiento y ante el agravamiento de la enfermedad que padecía, Fernando II de Aragón otorgó testamento en Madrigalejo (Cáceres) en poder del protonotario Miguel Velázquez Climente. Revocando cualquier última voluntad previa, con mención expresa de dos testamentos ya firmados y sellados que el rey había lacerado y de los que no debía quedar nota ni traslado, el soberano dispone cómo proceder con sus restos mortales, menciona a todos sus hijos, nombra albaceas testamentarios y encarga diversas actuaciones para redención de su alma y la de su primera esposa Isabel. Recuerda los grandes gastos hechos en la conquista y recuperación del reino de Nápoles, asigna cantidades para la redención de cautivos, colocación de huérfanas en matrimonio y limosna de pobres, y enumera las obras construidas para la redención de su alma. Encarga a sus hijos Juan e Isabel la revisión del cumplimiento de las mandas, menciona la satisfacción de las dotes de sus hijas María y Catalina, reinas consortes de Portugal e Inglaterra respectivamente, los bienes y rentas asignados a su esposa Germana de Foix y a las reinas de Nápoles, su hermana y sobrina, y a su nieto Fernando, y perdona a su sobrino preso en Xàtiva.Salto de línea El rey muere en la madrugada del 23 de enero de 1516. El 24 Germana escribe a los diputados del General de Cataluña para comunicárselo, firmando de su mano como “la triste reina”.
Tanto en los territorios de la Corona de Castilla (incluido el reino de Navarra, incorporado recientemente) donde ya gobernaba, como en los de la Corona de Aragón (incluidos también últimamente el reino de Nápoles y los condados del Rosellón y la Cerdaña), las ciudades de Bugía, Argel y Trípoli así como en los territorios de las Indias del Mar Océano, Fernando nombra heredera a su hija Juana, y gobernador en su nombre al príncipe Carlos. Dispone que el testamento sirva de suplemento de edad del príncipe, para que este pueda regir y gobernar. Encarga a los albaceas que escriban a los territorios para que estos urjan al príncipe su venida a la península desde Flandes.
El testamento y la inmediata muerte de Fernando II de Aragón supone un cambio en el mapa dinástico de Europa al unirse las dos coronas hispanas en una sola persona y encarnar esta persona, Carlos, la trascendencia de esta dinastía hacia el resto del continente y del mundo conocido. El príncipe es hijo de Juana de Castilla y de Felipe de Borgoña y nieto de los reyes Isabel y Fernando de Castilla y Aragón y del emperador Maximiliano I y María de Borgoña. Es, pues, el primer Habsburgo español, el futuro emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, el padre del rey en cuyos dominios no se ponía el sol.
ACA, Cancillería, Registros, 3.604, fol. 274r-290rSalto de línea ACA, Colecciones, Autógrafos, I-1-p (b)