Cronista catalán nacido en Peralada (1265) y muerto en Ibiza (1336). Estuvo a lo largo de su vida al servicio de los reyes de Aragón, Mallorca y Sicilia. Participó en la Gran Compañía Catalana durante quince años, desplazándose en ellos por diversos escenarios del Mediterráneo, tanto occidental como oriental, en calidad de enviado de Roger de Lauria, procurador de Roger de Flor o maestre racional de la Compañía.
Es el autor de la más extensa y conocida de las cuatro grandes crónicas catalanas de la época. La redactó entre 1325 y 1328 y se centra en el reinado de Jaime II (1291-1327), periodo del cual es protagonista de primera mano. Su importancia historiográfica se debe a su propia participación en algunos de los acontecimientos que relata y en su estilo directo y coloquial. Ha conocido traducciones a diversos idiomas ya desde el siglo XVII.
Al margen de su oficio cronístico, fue soldado y comerciante asentado fundamentalmente en los reinos de Valencia, Sicilia y Mallorca. A la ciudad de Valencia hacía llegar los frutos de las incursiones de Roger de Lauria en las costas del norte de África al principio de su carrera. Pasada la cuarentena se estableció en esta ciudad y al final de su vida fue por dos veces elegido jurado de la misma. Desempeñó otros cargos públicos: gobernador de las islas de Yerba y Kerkennah o Querquenes (frente a Túnez) y camarlengo del baile de Ibiza, durante cuyo desempeño murió.
A lo largo de su dilatada trayectoria por el Mediterráneo, Muntaner lo recorrió con sus galeras al servicio de distintos señores. El documento que se presenta se refiere a un acontecimiento ocurrido en 1307 durante su estancia en Negroponte (Eubea) acompañando al infante Fernando de Mallorca. Éste había viajado a Oriente para tomar el mando de la Gran Compañía Catalana, pero su capitán Bernat de Rocafort, se negó. De vuelta a Occidente, ya acompañado de Muntaner, parte de Tassos rumbo a Armiro, isla de Spoli (Scopelos/Esciros) y Negroponte (Eubea). El infante confía en los venecianos pero resulta prisionero en esta última escala. Muntaner ve cómo las mercancías de sus galeras son robadas y es devuelto por los venecianos a la Compañía.
La reclamación de los bienes aprehendidos, cuya valoración ascendía a veinticinco mil onzas de oro, que comenzó en 1308, duró treinta años y rebasó los límites de la vida del propio Muntaner, pues fueron sus herederos quienes acabaron por verse resarcidos en 1357.
El ACA conserva una veintena de documentos relacionados con las actividades comerciales y marineras de Ramon Muntaner de entre 1298 y 1356, que incluyen salvoconductos, licencias de extracción de mercancías prohibidas, anulaciones de deudas y concesión de exenciones. De ellos siete se refieren al episodio que se narra en la carta al dux de Venecia de 1325.
Pueden rastrearse las estancias de Muntaner además en el Archivo del Reino de Valencia, Archivo del Reino de Mallorca y Archivio di Satato di Venezia.
ACA, Cancillería, Registros, 186, fol. 207v-208r.