A lo largo del siglo XVI se produce un fenómeno social común a nivel europeo: las revueltas populares. Estos movimientos de protesta muestran por todo el continente los desequilibrios sociales surgidos de una profunda recesión económica provocada por multitud de guerras y el aumento de la presión fiscal. Sublevaciones contra el régimen señorial -guerra de los campesinos en Alemania (1524-1525)- o levantamientos contra el poder de las oligarquías urbanas, el descrédito de las instituciones, y el creciente autoritarismo del Estado moderno -revuelta de Gante (1539-1540)- son muestras de este ciclo de rebeliones europeas, conocido como “época de los disturbios”. En la monarquía hispánica las primeras disidencias modernas fueron la revuelta de las Comunidades en Castilla (1520-1521) y las Germanías en Aragón, Cataluña, Valencia, y Mallorca (1519-1523).
Las germanías fueron un movimiento de la menestralía iniciado en la ciudad de Valencia que en 1519 consiguió el reconocimiento y autorización real para organizarse y armarse, y que tomó el poder del consejo municipal en 1520. A partir de entonces, la ya revuelta agermanada o Germanía, se extendió como una mancha de aceite por todos los estados de la Corona de Aragón. En los pueblos y ciudades se crearon juntas locales con el objetivo de gobernar a la población y suprimir los derechos e imposiciones municipales, del General y reales. Pero el movimiento fue desarticulándose, ya que algunas reivindicaciones de los menestrales en algunas ciudades fueron atendidas por vía legal o acuerdos. Otras localidades fueron duramente reprimidas. A partir de 1521 sólo se registran incidentes aislados y sin trascendencia en Cataluña y Aragón. En Valencia y Mallorca las escaramuzas bélicas se mantuvieron después de la caída de Valencia, el 14 de octubre de 1521, hasta la rendición de Mallorca, el 8 de marzo de 1523.
Los agermanados isleños, primero moderados, protestaban por el incremento de la presión fiscal y la concentración de la propiedad en manos de la oligarquía ciudadana. Pero inmediatamente se puso de manifiesto una fractura social profunda que provocó la expansión rápida por toda la isla de una germanía muy beligerante. El virrey Miguel de Gurrea, como se detalla en el documento que ahora presentamos, se refugió en Ibiza en 1521 con toda su familia y bienes. Y desde allí intentó organizar una contraofensiva. El ejército real, con el refuerzo de galeras reales provenientes de Valencia, liberó la Alcudia en octubre de 1522, que se había convertido en el refugio de la pequeña nobleza, y sitió la ciudad de Mallorca entre diciembre de 1522 y marzo de 1523. La represión fue cruenta. De ese momento es la disposición que emitió el emperador Carlos, fechada en Valladolid el 19 de abril de 1523, en la que ordena el pago de los gastos reclamados por el virrey ya que fueron realizados a título particular con el propósito de “procurar reducir el dicho pueblo a todo sossiego y resposo”.
Testimonio particular de aquellos gastos será la cuenta de Janot Vidal (1522-1523) que detalla la financiación de la expedición naval “que fon feta axi per terra com per mar per reduhir la ciutat e ylla de Mallorcha a la obediència del senyor Rey, com leshores fos agermanada la maior part dels plebeus y pageses de dita ylla contra la obediència de Sa Magestat” (ACA, Real Patrimonio, Apéndice General, I/142). Otras fuentes destacables para el estudio de les Germanías en el Archivo de la Corona de Aragón son los registros coetáneos de la Real Cancellería (ACA, Real Cancillería, Registros, 3881 -Diversorum-, 3896-3897 -Corts-, y, singularmente, 3902 a 3906 – Maioricarum-).
ACA, Real Cancillería, Registro 3904, f. 98v-100v