ACA,CANCILLERÍA,Pergaminos,Jaime I,Serie general,1526
A mediados del siglo XIII se estaban reconfigurando los territorios medulares de Europa durante la Alta y Plena Edad media, y diseñando una nueva mirada mediterránea que cerraría, en los países ribereños, este ciclo medieval. Fue el caso de la Marca hispánica y de la Occitania, regiones situadas a ambos lados de los Pirineos y que, por conveniencias políticas y diplomáticas, reclamaban los gobernantes de la vertiente contraria.
La Marca hispánica fue la defensa liminar del imperio carolingio frente al empuje islámico entre los siglos VIII y X. La de la Canción de Roland. La desafección del conde barcelonés Borrell II a la nueva dinastía francesa de los Capeto, acabó de hecho con ella en 987.
La Occitania soñada por Pedro el Católico y sus antecesores era la región albigense de los condes de Tolosa y Provenza. La de los trovadores y la lengua de Oc. El desastre de Muret (1213) puso fin a este sueño transpirenaico.
El tratado de Corbeil significó el fin de esta etapa. En el panorama de las relaciones internacionales medievales y de la tensión entre los reyes de Aragón y Francia, el documento, validado con el sello de san Luis, desempeñó un papel crucial. Jaime I lo tuvo en gran estima: le permitió escribir a su yerno que él no estaba sometido a ningún imperio.
El texto comportó la renuncia del francés a los condados de Barcelona, Urgel, Besalú, Rosellón, Ampurias, Cerdaña, Conflent, Girona y Osona. Con la contrapartida de la renuncia aragonesa al territorio de la mayor parte del Languedoc francés: Fenolleda, Peyrepertuse, Toulouse, Quercy, Narbona, Albi, Carcasona y Provenza, entre otros.
Se firmó el 11 de mayo en Corbeil, cerca de París, por el rey Luis IX de Francia, y los embajadores de Jaime I de Aragón. Y el 16 de julio por el propio rey aragonés. El pacto supuso, además, el matrimonio de la infanta Isabel de Aragón con el príncipe Felipe de Francia (después Felipe III).
En el Archivo de la Corona de Aragón se conserva la confirmación del rey francés autenticada por los sellos del veguer y el obispo electo de Barcelona, en un traslado notarial de 17 de febrero de 1300.
Un original se conserva en los Archivos Nacionales de Francia.