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Concordia con Bernat Ató (1112)

Concordia con Bernat Ató (1112) Pulse para ampliar

Concordia entre Ramón Berenguer III, conde de Barcelona, y Bernat Ató, vizconde de Béziers.

Por su situación geográfica, cuatro eran las líneas de expansión que se abrían ante los condes de Barcelona durante el siglo XI: al Norte, hacia los países occitanos; al Oeste, hacia las tierras de Lérida y Aragón; al Sur, hacia Tarragona y reino de Valencia; y al Este hacia el Mediterráneo. Las victorias del conde Ramón Berenguer I (1035-1076) sobre los musulmanes contribuyeron al aumento de su prestigio también entre los cristianos. Aunque con anterioridad se habían contraído enlaces matrimoniales entre casas nobiliarias de ambos lados de los Pirineos, fue Ramón Berenguer I quien inició con decisión una política ultrapirenaica, que hasta entonces se había manifestado vagamente, con el fin de establecer un amplio dominio en la Galia meridional. Con este objetivo, en el año 1054 contrajo matrimonio con Almodis, hija de los condes de la Marca. Desde entonces, los condes de Barcelona intervinieron en la vida política de los condados del sur de Francia, utilizando para ello hábilmente las grandes cantidades tributadas por los musulmanes.

En 1066 murió sin sucesión el conde de Carcasona y Razés y vizconde de Béziers y Agde. Tanto Ramón Berenguer I como su mujer podían alegar derechos a la sucesión. En su testamento, Ramón Berenguer I dejó a sus hijos los condados de Carcasona y Razés, el castillo de Laurac y todo lo que tenía en los condados de Tolosa, Narbona, Foix, Comminges y Sabarthes. Acaso como complemento a sus planes, Ramón Berenguer proyectó el matrimonio de su hijo Ramón Berenguer con Mafalda, hija de Roberto Guiscardo, señor de Sicilia.

Las disensiones entre los herederos de Ramón Berenguer I -que culminaron con el asesinato de Ramón Berenguer II, planeado por su propio hermano- debilitaron el poder de los condes de Barcelona. Tras ciertos alborotos que siguieron al fratricidio, Carcasona quedó en poder de Bernat Ató, vizconde de Béziers (1083). En 1096, Ramon Berenguer III, nieto de Ramón Berenguer e hijo de Ramón Berenguer II y de Mafalda, se hizo con el condado de Barcelona y reemprendió la política de su abuelo. Reclamó entonces la devolución de sus dominios. Los hombres de Carcasona, fieles a la casa de Barcelona, se habían sometido a Bernat Ató con la condición de que cuando Ramón Berenguer III llegara a la mayoría de edad, se le devolvería la posesión del condado. Pero Bernat Ató no cumplió su compromiso, sostenido como estaba por el conde de Tolosa y Alfonso I de Aragón. Las reclamaciones se reiteraron en 1105, con el apoyo de los carcasonenses, que se rebelaron contra el vizconde en 1107. Pero esta revuelta coincidió con la entrada de los almorávides, por lo que poca ayuda pudo enviar Ramón Berenguer III a sus partidarios. En 1112, Ramón Berenguer III contraía matrimonio con Dolça, heredera de Provenza, Millau, Gevaudan o Gavaldà, y Carlat, con lo que ganaba para su causa al vizconde de Narbona. La intervención del arzobispo de Narbona (pariente de Dolça y aliado de Bernat Ató) permitió llegar a un acuerdo. Bernat Ató reconocía tener Carcasona y su condado en feudo por el conde de Barcelona, y le libraba doce castillos que poseía en el Sur de Francia, castillos que Ramón Berenguer III retornaba a Ató en calidad de feudo. Bernat Ató indemnizaba al conde de Barcelona con una cierta cantidad y además se preveía la posibilidad de que el conde de Tolosa reclamase, en cuyo caso Ramón Berenguer se comprometía a ser valedor del vizconde en justicia. En cuanto al condado de Razés, que Ató había donado al rey Alfonso I de Aragón para hacer frente a las pretensiones del conde de Barcelona, se convenía que si Alfonso moría sin hijos o el conde de Barcelona obtenía de él su devolución, entonces seguiría la misma suerte que Carcasona.

La concordia de 1112 establecía un cierto equilibrio al legalizar la situación anterior, pues Carcasona y Razés seguían en manos de Ató aunque se reconocía la soberanía del conde de Barcelona, pero no solucionaba definitivamente los problemas. Con Ramón Berenguer III, la ambiciosa política ultrapirenaica del condado de Barcelona recibía un impulso definitivo. Pero esta empresa no contaba con las simpatías ni de los condes de Tolosa ni de los reyes de Aragón (unidos por vínculos familiares), ni tampoco de los reyes de Francia. Durante todo el siglo XII, la política ultrapirenaica constituiría el gran polo de la actividad de los condes de Barcelona y reyes de Aragón, en esta lucha contra las potencias rivales de Francia y Tolosa, hasta la derrota de Muret en 1213.

ACA, Real Cancillería, Ramón Berenguer III, Pergaminos, Sin fecha, núm. 2

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