Hola, abuelo, hoy ha sido un día de encuentros y despedidas, te cuento. Desayunamos una infusión de anís, por los gases. La "orquesta pedorreta" nos acompañó toda la subida hasta La Mesa, donde vimos enormes molinos eólicos.
¿Mueven molinos nuestros... cómo se dice... "cuescos", meine liebe?
Me dio un ataque de risa por la ocurrencia. Por suerte, el anís hizo su efecto y al poco tiempo acabamos con la "música gaseosa”. Y menos mal, porque en el medio de la enorme bajada de esa jornada (la más pronunciada de todos los Caminos, según nos han dicho) conocí a un chico guapísimo, Brian, que se acercó a darle mimos a Roque y a Pelayo. Es australiano y ha venido él solo para conocer la gastronomía del Camino. ¿No es adorable? Hemos hablado mucho rato; me alegro de haber estudiado tanto inglés este último año ;-D.
Llegamos al embalse de Salime y cruzamos la presa. ¡Qué risa! Brian tenía vértigo y tuve que darle la mano para cruzar. ¿Te he dicho ya que es guapísimo? ¡Tiene unos ojazos verdes y una sonrisa...!
Estuvimos juntos, caminando los dos solos, hasta Grandas de Salime. Meike quería visitar el Museo Etnográfico, donde se conserva el patrimonio material e inmaterial de todo el occidente de Asturias pero le dije, en bajito, que prefería quedarme con Brian y "los bichos", tomando algo tranquilamente.
Nos sentamos en un bar y una señora que pasaba nos ofreció unas mantecadas típicas de Granda. Brian me regaló una caja entera, de la que por cierto él se comió todas menos una.
Cuando Meike salió, se puso muy seria y dijo que tenía que decirme algo importante.
Meine liebe, nos separamos ruta. Yo quedo aquí unos días más. Esta último pueblo de Asturias, yo quiero conocer más. Con calma, no prisa, con calma. Tú sigue, ¡buen Camino!
Me guiñó un ojo y señaló a Brian.
Te voy a echar de menos, Meike.
Tengo una sensación extraña, como que somos amigas de toda la vida. Qué cosas pasan en el Camino, abuelo...
Brian, que además de ser guapísimo es un encanto, se ofreció a hacernos la cena en el albergue, como despedida. Nos dijo que estaba en su último año de estudio de Hostelería y que quería ser chef. Cocinó unas salchichas en la barbacoa, con una salsa de color marrón que traía desde Australia, se llama Vegemite y estaba, realmente...¡asquerosa!. Yo le di mi parte, disimuladamente, a Pelayo y a Roque. A ellos pareció gustarles. Yo dije, por supuesto, que estaba deliciosa. Mon Dieu...
Cuando nos fuimos a dormir, Meike me dio un gran abrazo de despedida y me dijo que pensara muy bien lo de la carrera y mi futuro: “Tu sueño, meine liebe, siempre tu sueño”.
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Coordinación, textos y maquetación: Capicúa
Ilustraciones: Lidia Nokonoko
Esta publicación se ha realizado con la colaboración del Gobierno del País Vasco, la Xunta de Galicia, Gobierno del Principiado de Asturias, Gobierno de Cantabria y Gobierno de La Rioja.
Algunas de las imágenes de Galicia y del País Vasco que aparecen en la publicación han sido cedidas por Turismo de Galicia y por el Centro de Patrimonio Cultural del Gobierno Vasco. Las imágenes del Comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana han sido extraídas de la Biblioteca Digital Hispánica (Biblioteca Nacional de España): http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/bdh0000047185