5 en el Camino

Hola abuelo, ya me ha dicho mamá que ha ido todo bien en el hospital. Llámame cuando puedas, ¿vale? Hoy el tramo ha sido llevadero, poco más de 15 kilómetros. Bastantes subidas y bajadas. Meike no hace más que quejarse de las "agujitas" en las piernas.

Al salir de Tineo nos fuimos a visitar el monasterio de Obona. Allí nos dijeron que en el siglo XII el rey Alfonso IX ordenó que el Camino pasase por allí, bajo pena de castigo para quien se desviase de la ruta. ¡Cómo se las gastaban en la Edad Media!

Como Roque no para de moverse, Meike le ha hecho un arnés especial para gatos y se ha pasado buena parte del día subido a mi hombro (a veces en la cabeza). No sé cuántos cientos de fotos nos habrán hecho hoy...

Pelayo sigue igual de celoso y eso que le hemos dado ración extra de mimos.

Hemos pasado por muchos pueblecitos muy lindos como Villaluz, Berrugoso, El Espín o Borres, con unas vistas increíbles a los montes gallegos y leoneses. En Borres había una bifurcación en el camino, a la izquierda la ruta tradicional a Pola de Allande y a la derecha la llamada variante de Hospitales. Un lugareño nos informó que la variante era muy bonita, pero con 15 kilómetros muy duros. Meike dijo, con cara de terror:

No sé yo si acabará alquilando una moto para el resto del Camino, jijijiji.

Decidimos, pues, dormir en Borres y aprovechamos para seguir conociendo la gastronomía asturiana. Esta vez, un plato tradicional de la zona: repollo con carne. Como Pelayo estaba tan tristón, le dimos un poco de nuestra comida, junto con el pienso. El muy pillo se fue directo a la carne y le dejó el repollo a Roque, que lo lameteó con curiosidad y lo dejó en el plato. Cuando intentó comer la ración de carne de Pelayo, no veas la que se armó: el perro ladrando y gruñendo, el gato maullando y bufando, persiguiéndose el uno al otro por toda la taberna. Espero que se hagan amigos pronto, caramba.