Hola abuelo, espero que estés muy bien. Ya me ha dicho mamá que estás en el hospital, preparado para el preoperatorio y que te había visto contento y animado, como siempre. Te echo tanto de menos... Hoy ha hecho mucho calor, menos mal que buena parte del camino era entre castaños y robles, que dan una sombra fantástica.
Meike estaba muy contenta y risueña (jijijiji) y hablaba por los codos (igual de mal, pero más rápido). Me contó que se acababa de divorciar y que hacía el Camino de Santiago sola (además de para mejorar el idioma) para empezar una nueva etapa en su vida. Yo le hablé de mis dudas sobre qué carrera estudiar y me dijo:
Siempre tú ser feliz, escoger tu sueño, no el sueño de los demás. Siempre tu sueño, meine liebe!
Me puse muy contenta al oír eso. Pasamos por Tineo, La Pereda y El Pedregal, unos lugares preciosos. Decidimos parar a descansar y comer algo en el Campo de San Roque, donde estaban preparando una gran fiesta. Meike se puso a gritar: “¡Fiesta, fiesta!” y se fue hacia donde estaban los puestos. Había un festejo popular muy divertido, con los bollus preñaus y muchísima comida (estos asturianos no pasan hambre, no...). Pelayo hizo gala de su carita especial de “Mira qué guapo soy, dame de comer” y, por supuesto, funcionó. Meike se puso a hablar con todo el mundo y nos ofrecieron participar en un torneo de bolos. Yo iba a decir que no había jugado nunca, pero ella se adelantó:
¡Claro que sí! Yo y meine Freundin.
No me preguntes cómo, supongo que suerte de principiantes, pero acabamos en el tercer puesto. ¿Te lo puedes creer? Nos dieron una medalla a cada una, que llevamos puesta todo el día.
Después del “subidón”, seguimos la ruta por el paseo de los Frailes, hasta la estatua del peregrino, donde hay un reloj solar que pone:
“Viator horam aspice et abi viam tuam”
(Caminante, mira la hora y continúa tu camino)
Como no entendíamos el reloj solar, comprobamos la hora en los relojes y en el móvil y, cuando íbamos a continuar, Pelayo se puso muy nervioso con un ruido que venía de detrás de una roca:
Miau, miau
Se trataba, sin duda, del maullido de un gatito. Era chiquitín, chiquitín, estaba solito y abandonado.
Gatito muy pequeño, puede morir si solo está.
Pues que se venga con nosotros. Donde caben tres, ¡caben cuatro! Yo siempre he querido tener un gato y mis padres no me dejaban. Es el destino...
¿Y cómo llamar? Nombre muy importante...
Roque, para eso estamos en las fiestas de San Roque...
Pelayo no dejó de gruñir ni un momento, mientras Meike lo revisaba, le limpiaba los ojitos y le daba de comer. Es tan pequeño y peludo... c`est adorable!
Meike, que es muy mañosa, preparó una especie de mochila para transportar a Roque, parecida a las que se usan para llevar a los bebés. Era muy divertido verle sacar la cabecita y maullar a todo el mundo. Pelayo, acostumbrado a ser el centro de atención, no paraba de ladrar y protestar. Tuve que ponerme seria y decirle que no fuera tonto y egoísta, que él también se nos había aparecido en el Camino. ¿Te acuerdas, abuelo, cuando lo encontramos? Ahora somos uno más en la familia 🙂. Te mando una foto, ¿a que es lindo?
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NIPO : 822-21-100-7
Coordinación por parte del Ministerio: Belén Soguero Mambrilla
Coordinación, textos y maquetación: Capicúa
Ilustraciones: Lidia Nokonoko
Esta publicación se ha realizado con la colaboración del Gobierno del País Vasco, la Xunta de Galicia, Gobierno del Principiado de Asturias, Gobierno de Cantabria y Gobierno de La Rioja.
Algunas de las imágenes de Galicia y del País Vasco que aparecen en la publicación han sido cedidas por Turismo de Galicia y por el Centro de Patrimonio Cultural del Gobierno Vasco. Las imágenes del Comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana han sido extraídas de la Biblioteca Digital Hispánica (Biblioteca Nacional de España): http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/bdh0000047185