Hola, abuelo, ¡vamos con la segunda etapa! La jornada se me ha hecho bastante llevadera, empiezo a coger ritmo.
Pasamos por Pola de Siero y coincidimos con el Mercado Nacional de Ganados, uno de los más grandes de Europa. Oh là là! Nunca había visto tantos animales juntos: vacas, cerdos, ovejas, cabras... Era como estar en una película, ¡superdivertido! Estaba tan concentrada observando todo que no me di cuenta de que Pelayo estaba haciendo de las suyas. Se metió en medio de las ovejas y las cabras, ladrando y queriendo jugar con ellas, provocando una revolución en el recinto, con todos los animales revueltos. Hasta que vino una vaca y le mugió tan fuerte en la oreja que casi se muere del susto. Tendrías que haberlo visto escondido detrás de mí. Espero que aprenda y no monte más líos.
Como esta parte de la ruta discurre cerca de una zona industrial, no nos encontramos con mucha gente y llegamos bastante rápido a un pueblo llamado Colloto, ya cerca de Oviedo. Pelayo estuvo muy calladito por el susto de la vaca. Hicimos una parada, para descansar y comer algo cerca de la iglesia de Santa Eulalia, y cruzamos un puente romano chulísimo sobre el río Nora. Como hacía bastante calor, aprovechamos para refrescarnos. Yo solo me mojé los pies, pero Pelayo se lo pasó en grande chapoteando y nadando.
Desde allí llamamos, como nos dijiste, a tus amigos Antonio y Elisa, que nos vinieron a buscar a la entrada de Oviedo. ¡Qué matrimonio tan entrañable!
Me dieron muchos ánimos con lo de tu operación, (“Es duro como un roble, ya veras...”, dijeron). Contaron muchas anécdotas de cuando erais chicos: que os escapabais por la ventana para ir a la verbena y las travesuras que hacíais en las noches de San Juan. Vaya, vaya, abuelo, ya te lo recordaré cuando digas aquello de “los jóvenes de hoy...”, “en mis tiempos mozos ...”.
Se ofrecieron a hacernos una ruta turística por Oviedo, ¡vaya lujo! Recorrimos el centro histórico y nos enseñaron el ayuntamiento, la iglesia de San Isidoro y el monasterio de San Pelayo. Allí nuestro amigo perruno posó para las fotos de todos los que pasaban; al oír Pelayo se pensaba que era por él y estaba muy orgulloso de ser el centro de atención.
Sin duda, la visita que más me gustó fue la de la Catedral de San Salvador.
"Quien va a Santiago y no al Salvador, visita al lacayo, pero no a su Señor"
Esa frase, por lo visto, se empezó a popularizar en el siglo XII, para que los peregrinos de la época no hiciesen solo el Camino Francés y se animasen también con el Camino Primitivo... ¡Qué buena estrategia de marketing!
Elisa nos explicó que es en la Catedral donde realmente empieza el Camino Primitivo que, inaugurado por el rey Alfonso II el Casto (vaya nombre, jijijiji), está considerada la primera ruta de peregrinación jacobea. En cuanto se anunció el descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago, el rey salió desde su corte en Oviedo hacia el lugar donde se encontró, la actual Santiago de Compostela, para verla.
Elisa me enseñó el interior de la Catedral, ¡es preciosa!: la Cámara Santa, la torre gótica... Mientras, Antonio se quedó fuera con Pelayo.
Después nos llevaron en coche (¡menos mal!, ya habíamos andado 25 km.) a ver el monte Naranco y las iglesias de Santa María del Naranco, en un primer momento palacio y la más importante construcción del arte prerrománico europeo, y San Miguel de Lillo. Me alegro de haber escogido la asignatura de Historia del Arte, como me recomendaste. Ver iglesias y monumentos en libros es bastante aburrido, pero en directo... c`est genial!
¿Sabes a dónde nos llevaron a cenar? ¡Claro! Al restaurante La Nicolasa, tu preferido. Su dueña, Nicolasa (qué original el nombre jijijij) me mandó muchos recuerdos para ti. Cenamos, ¡no te lo pierdas!, fabada de primero y una milanesa de segundo.
¿Cómo que milanesa? ¡Vaya ofensa! Esto es un cachopo.
Era un filete rebozado relleno de jamón, queso y beicon y no sé cuántas cosas más... ENOOOOOORME, GIGAAAANTE, INMENSOOOOOO.
Yo no me puedo comer todo esto...
Pero Pelayo estaba con las orejas levantadas, atento a ver si le caía algo. Por esta vez, no tuvo suerte. Se tomó su ración de pienso, nada más, que está cogiendo muy malos hábitos alimenticios.
Con la barriga llena (¡como un globo!) nos fuimos a dormir a casa de tus amigos. Qué maravilla no tener que oír los ronquidos del resto de los peregrinos por un día. ¡Buenas noches, abuelo! Te echo mucho de menos.
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NIPO : 822-21-100-7
Coordinación por parte del Ministerio: Belén Soguero Mambrilla
Coordinación, textos y maquetación: Capicúa
Ilustraciones: Lidia Nokonoko
Esta publicación se ha realizado con la colaboración del Gobierno del País Vasco, la Xunta de Galicia, Gobierno del Principiado de Asturias, Gobierno de Cantabria y Gobierno de La Rioja.
Algunas de las imágenes de Galicia y del País Vasco que aparecen en la publicación han sido cedidas por Turismo de Galicia y por el Centro de Patrimonio Cultural del Gobierno Vasco. Las imágenes del Comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana han sido extraídas de la Biblioteca Digital Hispánica (Biblioteca Nacional de España): http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/bdh0000047185