Después de mucho insistir, hemos convencido a Lucía para añadir un día más a nuestra aventura y hacer el Camino Lebaniego. Y lo mejor de todo es que lo haremos … ¡con Gaia! Los chicos asturianos que nos encontramos ya nos advirtieron de las tremendas cuestas. Mis piernas y yo, la verdad, no estamos para esfuerzos adicionales.
Me apetecía muchísimo hacer esta ruta. Mis compañeros del colegio la hicieron en autobús cuando estábamos en 3º, pero yo estaba con gripe y no pude. En el segundo intento fue una excursión familiar de todos los primos, y nos pilló la pandemia del COVID-19 y tuvimos que suspenderla. A la tercera… ¡va la vencida! Eso sí, como esta es mi tierra, me he ofrecido a hacer el relato del día. ¡Wikipedio en acción!
El Camino Lebaniego, Patrimonio Mundial de la Unesco desde 2015, es un ramal del Camino de la Costa que surgió para llegar al monasterio y venerar los restos de Santo Toribio y del Lignum Crucis que allí descansan.
La tradición dice que Santo Toribio era el encargado de proteger las reliquias de Jesucristo en Jerusalén y que trasladó la reliquia a Astorga. Pero debido a la invasión musulmana los cristianos decidieron llevar el Lignum Crucis a Liébana para que estuviese a salvo. Como los primeros peregrinos hacían esta ruta para venerar el trozo de la Cruz de Cristo, atraídos por las supuestas sanaciones mentales que producía, a las personas que hacen este Camino se les denomina “crucenos” o “cruceros”. Apunto idea para futura novela: UN GRUPO DE PEREGRINOS VISITAN LA RELIQUIA DEL LIGNUM CRUCIS Y DESCUBREN QUE TIENE PROPIEDADES MÁGICAS Y LES PERMITE REALIZAR UN VIAJE EN EL TIEMPO A LA EDAD MEDIA.
Como yo tenía que tomar apuntes, me libré de pedalear buena parte de la jornada.
Vaya cara más dura, Nando. Puedes andar y escribir a la vez, pero no pedalear…
Pues ya ves que cosas, Eneko. Los escritores tenemos esas particularidades.
Atravesamos el Parque Natural de Oyambre; Xiana estaba encantada con el paisaje. Hicimos una paradita breve en Caminajes, para que Lucía pudiese hacer unos ajustes a Gaia porque hacía un ruido raro. Afortunadamente no era nada y seguimos hasta Cabanzón. Paramos al lado de la torre y visitamos una encina enoooorme, al lado de la que almorzamos. Pasamos por Cades y cruzamos el río Lamasón. De nuevo volvieron los ruidos extraños de Gaia. Nunca había hecho un tramo de tanta inclinación con tanto peso.
Chicos, necesito que os bajéis un momento y hagáis un tramo a pie. Prefiero comprobar con calma que todo está en orden.
Mi gozo en un pozo. Nos dejó en Lafuente, al lado de la iglesia de Santa Juliana y seguimos caminando por la sierra Peña Sagra hasta Cicera. Gozamos del magnífico paisaje, del aire puro y de sus tremendas subidas hasta llegar a Lebeña. En la iglesia de Santa María, joya del arte prerrománico, nos paramos a coger aliento y, afortunadamente, apareció Lucía de nuevo.
Creo que he solucionado el problema… ¡crucemos los dedos!
Los de las manos y los de los pies, por si acaso. Vaya con los collados que nos ha tocado subir… De aquí, al Everest.
¡Qué buena idea!
Si es en funicular o en avioneta, ¡sin problema!
De eso nada, ¡qué vértigo!
Lo pasamos de maravilla el resto de la jornada. Cova hizo un montón de fotos, que enviaré a mis primos. Igual se me “olvida” mencionar que no lo hemos hecho caminando… Llegamos a Potes a la hora de comer. Recorrimos el casco histórico, que es precioso, buscando dónde “manducar”. Acabamos en un bodegón que tenía como especialidad el cocido lebaniego. Aunque a mí me gusta mucho, por lo menos el que hacen mis abuelos, no nos pareció una buena opción para comer en verano. Además, como tiene carne de cerdo, Amina no lo iba a comer. Así que pedimos una ensalada de garbanzos, con unos garbanzos chiquitines que se producen en el propio valle de Liébana. Al acabar nos fuimos a visitar la torre del Infantado, donde pudimos ver una exposición dedicada al Beato de Liébana.
¿Qué es eso del beato? ¡Vaya palabra más rara! Nunca la había oído.
Me suena que una persona muy religiosa… ¿puede ser? “Wikipedio”, ilumínanos con tu sabiduría.
Gracias, querida amiga. Efectivamente, dícese de la persona de gran devoción religiosa, pero en este caso se refiere a un monje que se llamaba Beato de Liébana y que vivió en el siglo VIII en el Monasterio de Santo Toribio. El tal Beato fue uno de los impulsores del culto a Santiago Apóstol y fue el autor de todo un bestseller en la Edad Media, un libro llamado Comentario al Apocalipsis. Imaginaos, el libro era tan conocido que se le acabó llamando “beato” en su honor. Igual en el futuro a mis novelas se las denominará “Nandas”… ¿qué os parece?
Nos echamos unas risas. Yo lo dije de broma, pero quién sabe qué nos deparará el destino… Les seguí contando todo lo que había leído sobre el tal Beato, incluyendo que se le fue un poco la mano y dijo que en el año 800 se acabaría el mundo.
A lo mejor se le escapó un cero y en realidad quiso decir que el fin del mundo será en el año 8.000…
Pues como sigamos tratando así al planeta, el fin del mundo llegará muy pronto. Eso lo sabe cualquiera.
No digáis esas cosas, que me entra un canguelo…
Vimos la exposición, con reproducciones de los doce libros que conforman el Comentario al Apocalipsis. Había dibujos de todo tipo.
Los que más me gustaron fueron los que representaban el fin de mundo, el Anticristo y seres fantásticos y monstruos con varias cabezas...
Amina estaba admirada por el colorido y el realismo de las imágenes. ¿No es increíble que tengan más de 1.000 años?
En una de las imágenes, casi me quedo de hielo, había un símbolo muy parecido al de la caja misteriosa. Le hice una foto con la tablet para verlo con calma. Tuve que abrir y cerrar los ojos cien veces, ¿me estaba volviendo loco? No quise decir nada a los chicos, para no preocuparlos, pero a medida que pasaba el tiempo, más seguro estaba de que el símbolo que había visto era el mismo dibujo, igual, exacto, idéntico.
Seguimos hasta el monasterio de Santo Toribio de Liébana, fin del Camino.
Estás muy blanco, Nando. ¿Te pasa algo?
No es nada, tranquila.
Me puso la mano en la frente por ver si tenía fiebre. Se me subieron los colores al momento. Pero la emoción me duró bien poco, porque me empecé a obsesionar con la idea de que la caja tal vez tenía que ver con el Apocalipsis, con el fin del mundo. Y yo paseándola, tan tranquilo. La verdad es que casi no presté atención al monasterio, ni a la iglesia, ni a la reliquia. Ya no pensaba en novelas, solo en que se acercaba el fin del mundo. Empecé a sudar y a encontrarme mal.
Como nuestro “Wikipedio” está mudito, os explico yo. En esta capilla es donde está el Lignum Crucis, el que se considera el trozo más grande de la cruz de Cristo, y ahí la Puerta del Perdón. Esta puerta se abre cada Año Jubilar Lebaniego, que es cuando el día de Santo Toribio, el 16 de abril, cae en domingo. Lo mismo que cuando el día de Santiago Apóstol, el 25 de julio, coincide en domingo, se llama Año Jacobeo. En Galicia decimos Xacobeo.
Dormimos en un albergue cerca de Potes, en plena montaña. El sitio era muy bonito, pero a medida que se acercaba la noche solo podía pensar en cosas trágicas, terribles, horribles. Conseguí dormir después de mucho esfuerzo, oía voces por todos lados y las figuras que había visto del Beato se deformaban y me atacaban… ¡Había llegado el fin del mundo!
Nando, despierta. Es una pesadilla, tranquilo. No pasa nada.
Amigo, en serio, está todo bien.
¿Qué hacéis todos en mi litera?
Estabas gritando no sé que cosa del fin del mundo y que íbamos a morir todos. Casi nos morimos, sí, pero del susto que nos has dado con tus berridos.
Les conté lo del símbolo que había visto en la imagen, la misma que en la caja. Les enseñé la foto de la tablet y la comparé con la de la caja. No daba crédito a lo que veía. ¡No se parecían en nada! Al grupo le dio un ataque de risa y a mí, con la tranquilidad de que todo había sido una mala pasada de mi imaginación, me entró una risa floja tremenda. De los nervios y la alegría no pude parar de reír en media hora y, con la risa, me entró hipo. Y con el hipo, más risa. Así nos pasamos la noche, entre hipos y carcajadas. Qué bien sienta tener tantos amigos, no sé por qué nos enfadamos tan tontamente el otro día. Eso sí, vaya agujetas tengo en la tripa de tanto reír, ¡más que de caminar!
Me llamo Nando, soy de Cantabria y mi sueño es ser escritor de novelas de aventuras medievales.
Catálogo de publicaciones del Ministerio: www.libreria.culturaydeporte.gob.es
Catálogo general de publicaciones oficiales: https://cpage.mpr.gob.es
NIPO : 822-21-100-7
Coordinación por parte del Ministerio: Belén Soguero Mambrilla
Coordinación, textos y maquetación: Capicúa
Ilustraciones: Lidia Nokonoko
Esta publicación se ha realizado con la colaboración del Gobierno del País Vasco, la Xunta de Galicia, Gobierno del Principiado de Asturias, Gobierno de Cantabria y Gobierno de La Rioja.
Algunas de las imágenes de Galicia y del País Vasco que aparecen en la publicación han sido cedidas por Turismo de Galicia y por el Centro de Patrimonio Cultural del Gobierno Vasco. Las imágenes del Comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana han sido extraídas de la Biblioteca Digital Hispánica (Biblioteca Nacional de España): http://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/bdh0000047185